Estremecidos por los susurros de ‘Ligeia’

Sevilla

03 / 12 / 2021 - Isamel G. CABRAL - Tiempo de lectura: 3 min

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ligeia-turina-operaactuala Una momento de 'Ligeia' de Evirgen

Espacio Turina

Reinhard Febel: GESPENSTERHAUS / Hüseyin Evirgen: LIGEIA

Festival de Ópera de Bolsillo de Salzburgo en Sevilla

Sachika Ito, Alain Damas, Julio Figueredo, Andrea Martínez, Aurora Galán, Bruna de Castro Paluzzi, Gregor Acuña-Pohl. Dirección musical: Juan García Rodríguez.  Dirección de escena: Thierry Bruehl. 1 de diciembre de 2021.

En diciembre de 2019 se saludó con efusividad el hecho de que el Festival de Ópera de Bolsillo de Salzburgo anclara en España a través de la buena relación entre su responsable, el director de escena Thierry Bruehl y el director de orquesta Juan García Rodríguez. Si aquella primera presentación tuvo lugar en el Teatro de La Maestranza, esta nueva entrega se ha trasladado al Espacio Turina de Sevilla.

Ya en aquel momento se elogió a la obra del compositor turco Hüseyin Evirgen (1978), quien envolvía en una bruma sonora pesante y neutra su mini ópera Lazos familiares, dada a conocer en esa ocasión. Otra ópera corta de este autor asumía Zahir Ensemble en esta nueva entrega, Ligeia (2007). Sobre el actor Gregor Acuña-Pohl recayó una inmensa parte del logro de mantener el pulso de una creación sustentada en un monólogo de fuerte tensión dramática (basado en el texto homónimo de E. A. Poe) que defendió con enorme convicción y capacidad de transmisión; volviendo a demostrar lo bien que se encuentra en el ámbito del teatro musical.

Las sopranos Sachika Ito, Aurora Galán y Bruna de Castro tuvieron, por oposición, un papel poco comprometido, pero musicalmente muy efectivo, apenas un puñado de inquietantes susurros y espasmódicas vocalizaciones. Pero donde la obra de Evirgen destaca es en la composición puramente instrumental; en la que da forma a una sucesión de episodios entrecortados por silencios y donde lo musical se ciñe a una creación de palpitantes y repetitivas texturas, casi technoides, que van haciéndose más y más mínimas, desnudas. Pese a la fragmentación, Ligeia no se ve resentida en la continuidad; las técnicas extendidas en los instrumentos (aspiraciones y soplidos en los vientos, tañido de las cuerdas con el arco invertido…) se imbrican sin ningún afán avasallador; y solo queda lamentar la brevedad de la propuesta; podíamos y queríamos quedarnos en este ambiente sonoro mucho más tiempo.

"García Rodríguez dirigió con enorme precisión 'Ligeia' encontrando en los músicos una adhesión total, la misma que ofrecieron para defender una pieza mucho menos interesante como 'Gespensterhaus'"

García Rodríguez dirigió con enorme precisión Ligeia encontrando en los músicos una adhesión total, la misma que ofrecieron para defender una pieza mucho menos interesante como Gespensterhaus (Casa encantada), del alemán Reinhard Febel (1952). Hace solo unos meses el mismo conjunto interpretaba en esta sala su amplio concierto para piano Hyperklavier, interesante y poliédrica composición que ha de ver la luz en disco próximamente. No se pueden compartir los mismos elogios, en cambio, hacia la obra ahora mostrada; una partitura trazada con oficio, pero en la que se advierten demasiado las texturas, con una música de cariz neoexpresionista que no aporta novedad alguna.

Tampoco lo hace una escritura vocal de excesiva imposición dramática, defendida con cierta tirantez y rotundo volumen por el tenor Alain Damas, y en la que se volvió a disfrutar del canto siempre dúctil de la soprano Sachika Ito. La presencia de dos niños en el escenario, con demasiados textos sobre sus espaldas centrados en subrayar lo obvio, no ayudó a que el conjunto se elevara mucho más allá de la función colegial. En una y otra obra, la necesariamente escueta puesta en escena de Thierry  Bruehl resultó solvente.  * Ismael G. CABRAL, corresponsal en Sevilla de ÓPERA ACTUAL