Ermonela Jaho, Butterfly del siglo XXI

Sevilla

05 / 10 / 2021 - Ismael G. CABRAL - Tiempo de lectura: 4 min

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Butterfly Maestranza / operaactual.com Una escena de la producción de Juan Antonio Rechi © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
Butterfly Maestranza / operaactual.com Jaho junto a Jorge de León © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
Butterfly Maestranza / operaactual.com Ermonela Jaho como protagonista © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO

Teatro de La Maestranza

Puccini: MADAMA BUTTERFLY

Inauguración de la temporada

Ermonela Jaho, Jorge de León, Damián del Castillo, Gemma Coma-Alabert, Moisés Marín, Pablo López Martín, José Manuel Diaz, Diana Larios. Coro del Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dirección musical: Alain Guingal. Dirección de escena: Joan Anton Rechi. 3 de octubre de 2021.

Resulta lógico preguntarse si todo el impasse impuesto por la pandemia ha servido para alguna reflexión seria en el ámbito cultural. Regresar a un Teatro de La Maestranza con todo su aforo es, a la vista de lo vivido, un feliz acontecimiento. Pero también la constatación de que, una vez más, la apuesta se hace a caballo ganador, con un título de repertorio muchas veces visto en un teatro de escueta temporada lírica. Hay que sanear cuentas, es una obviedad, pero por unas razones u otras, el argumentario siempre conduce a la misma atonía programática. Aquí se vio hace algunos años una correcta producción de Madama Butterfly firmada por Mario Gas y ambientada en el mundo del cine. La de Joan Antonio Rechi es, desde luego, mucho menos luminosa que aquella. De hecho su relativo éxito se justifica más por su funcionalidad y por lo económico que resulta reponerla. Dos únicos escenarios pobremente iluminados; el segundo apenas con un puñado de cascotes y un desvencijado púlpito.

Ambientada en la Segunda Guerra Mundial y amortizando la bomba atómica de Nagasaki, Rechi ahonda en la dramática situación de la protagonista propiciando un contexto aún más desolador socialmente que el original otorgado por Puccini, enclavado a principios del siglo XX. De esta forma, del consulado norteamericano regentado por Sharpless, que también es reconvertido un tanto forzosamente en cámara nupcial, se pasa luego a un escenario ruinoso –y, en buena lógica, radiactivo– por el que los personajes deambulan como si tal cosa. Sí que resultó especialmente impactante el inserto radiofónico del presidente Roosevelt anunciando el ataque nipón y el estallido de la bomba; efecto que, por inesperado, amplificó aún más el efecto catártico del dúo de amor «Vogliatemi bene».

"La soprano albanesa, ejemplar actriz, resultó de una expresividad incombustible gracias a una generosa capacidad en la gradación de los colores por mor de una voz lírica de centro amplio"

Impactó ver el sincero semblante exhausto de Ermonela Jaho al final de la función. Fue la suya una de las mejores encarnaciones de Butterfly posibles, personaje que ha hecho suyo y seguirá rodando próximamente en las óperas de Hamburgo y Múnich. La soprano albanesa, ejemplar actriz, resultó de una expresividad incombustible gracias a una generosa capacidad en la gradación de los colores por mor de una voz lírica de centro amplio que le permite hacer evolucionar al personaje. Jaho fue capaz de evitar la expresión lacrimógena fácil y cuasi perenne a la que otras voces abocan a Cio-Cio San para otorgarle el punto justo de desazón en cada momento. Su fraseo y su proyección también estuvieron en la zona de lo sobresaliente, con una emisión nunca emborronada, ni siquiera en las agilidades a las que fuerzan algunos de los parlati a los que tuvo que hacer frente.

Lírico y muy canónico resultó el Sharpless de Damián del Castillo mientras que el tenor Jorge de León, que sustituyó a última hora a Amadi Lagha, ofrecía un Pinkerton de una encarnación un tanto envarada, con una voz de escasa capacidad para el fraseo que acusó llamativas tiranteces. Con todo, al llegar a «Addio, fiorito asil» muchas de estas imprecisiones habían logrado ser corregidas y el público sevillano guardará esta aportación como el buen momento canoro de la noche por parte del cantante canario. Gemma Coma-Alabert estuvo muy inspirada en el dúo de las flores junto a Jaho, con una voz de gran brillo aunque, en su caso, con una dote interpretativa menos lucida. En un nivel de pulcra corrección, Moisés Marín y el resto de comprimarios.

En el foso, Alain Guingal no se apartó una coma de lo esperable, aunque bien es cierto que comenzó llevando a la Sinfónica de Sevilla a un buen nivel decibélico que fue aplacando oportunamente.  * Ismael G. CABRAL, corresponsal en Sevilla de ÓPERA ACTUAL