Entusiasmo liceísta con 'La flauta' de Dudamel y Camarena

Barcelona

21 / 06 / 2022 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 3 min

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laflauta-operaactual-liceu (1) Una escena de la producción de David McVicar © Gran Teatre del Liceu / David RUANO
laflauta-operaactual-liceu (1) Lucy Crowe como Pamina y Javier Camarena como Tamino © Gran Teatre del Liceu / David RUANO
laflauta-operaactual-liceu (1) Kathryn Lewek como Reina de la Noche © Gran Teatre del Liceu / David RUANO

Gran Teatre del Liceu

Mozart: DIE ZAUBERFLÖTE

Lucy Crowe, Javier Camarena, Kathryn Lewek, Stephen Milling, Thomas Oliemans, Matthias Goerne. Dirección musical: Gustavo Dudamel. Dirección de escena: David McVicar. 20 de junio de 2022.

Un público numeroso y festivo celebraba al término de esta representación el éxito de esta Flauta Mágica, la primera de Gustavo Dudamel y Javier Camarena, con parecido entusiasmo al que saludaría en el ya lejano 1982 el coup de foudre que representaría el redescubrimiento de la obra para el aficionado barcelonés. La producción, procedente del Covent Garden de Londres y que con toda seguridad habría de representar una mejora respecto de la inicialmente proyectada de la Dutch National Opera, ofrecía el trabajo de David McVicar en la reproducción de Angelo Smimmo con toda su atmósfera oscura y su juego de columnas, trampillas y telones cortos para narrar sin problemas una acción más efectiva que espectacular, con más fluidez de la habitual en estos casos y con una corte de Sarastro más poblada de lo que suele estarlo, con familiares y asistentes que amenizaban la presencia social. El texto hablado –en un excelente alemán por parte de todos– era más que suficiente aun no coincidiendo con el utilizado en otras versiones. Eso ya suele pasar.

Dudamel atacó los primeros compases a una velocidad que podría considerarse excesiva y en la cual las cuerdas aparecían un tanto intimidadas, pero pronto se restablecería la serenidad de los tempi y tanto la concertación como el acompañamiento al canto alcanzaron niveles óptimos. Orquesta y coros no merecerían reproche alguno.

"Javier Camarena pareció medirse en sus primeras frases para reconocer la respuesta de la acústica de la sala, pero ya en su aria la emisión se hizo firme y el estado de la voz pareció perfecto, con un timbre y un fraseo impecables y un buen tratamiento de las consonantes"

Javier Camarena pareció medirse en sus primeras frases para reconocer la respuesta de la acústica de la sala, pero ya en su aria la emisión se hizo firme y el estado de la voz pareció perfecto, con un timbre y un fraseo impecables y un buen tratamiento de las consonantes. Lucy Crowe fue una Pamina luminosa tanto en su “Ach, ich fühl’s” como en los dúos, mientras que como Reina de la Noche Kathryn Lebek mostró seguridad en las agilidades y sobreagudos, aun con el inconveniente de una voz que tendía a la sequedad. Stephen Milling aportó una serena autoridad a su Sarastro, con un registro grave suficiente pero con contundencia limitada.

Simpático y con una buena entonación vocal el Papageno de Thomas Oliemans y muy buen nivel en el resto de la compañía de canto, con un Matthias Goerne destilando clase suprema como Sprecher, una pizpireta Papagena en Mercedes Gancedo y un Roger Padullés que además de ofrecer una gran interpretación escénica como Monostatos se atuvo a las indicaciones del Berliner Terxtbuch de 1795 para entonar su romanza “piano gesungen und gespielt”. Damas, caballeros y sacerdotes hicieron su trabajo con aplicación y, por una vez, los Drei Knaben se abstuvieron de desafinar.  * Marcelo CERVELLÓ, corresponsal en Barcelona de ÓPERA ACTUAL