CRÍTICAS
NACIONAL
El arte de la evocación sevillana de Sorozábal
Madrid
Teatro de La Zarzuela
Sorozábal: ENTRE SEVILLA Y TRIANA
Reparto alternativo
Javier Franco, Berna Perles, Alejandro del Cerro, Ángel Ruiz, Anna Gomà, Jesús Méndez, Gurutze Beitia, Joseba Pinela, Manuel de Andrés, Antonio MM, Rocío Galán, David Sigüenza, Lara Chaves, Alberto Caballero y Resu Morales. Dirección musical: Guillermo García Calvo. Dirección de escena: Curro Carreres. 27 de enero de 2022.
Para el segundo reparto de Entre Sevilla y Triana, el papel de Reyes estaba encarnado por Berna Perles, que entendió bien la dignidad de un personaje adelantado a su época sin caer en la tentación del exceso dramático. Se movió por el escenario con una tristeza intermitente que encajaba bien con la independencia moral de Reyes y toda su épica cotidiana, arropada por un buen sentido del fraseo. La soprano malagueña destaca en su centro, que maneja con gusto, aunque la interacción sobre las tablas y el volumen de la orquesta tendieron a oscurecer sus intervenciones en algunos momentos. Su “Que sepa to’ er mundo” conmovió y dignificó a partes iguales.
La réplica de Javier Franco no era sencilla, porque su personaje parte de la antipatía del público que lo mira con ojos de hoy y que ha de bregar mucho hasta encontrar su propia forma de respeto. Ayudó a esto último un timbre rico y mucha intención en la musicalidad de sus líneas, como bien quedó demostrado en “Una más”. Por su parte, Alejandro del Cerro cumplió sobradamente con un papel que no daba mucho de sí, más allá de la postal del cuarto acto. El resto del reparto repetía (¡grande Ángel Ruiz!) a excepción de un Olden de última hora, Joseba Pinela, con una vis cómica bien engrasada.
Guillermo García Calvo ante el Coro del Teatro de La Zarzuela y la Orquesta de la Comunidad de Madrid, tenía que hacer frente a una partitura que cifra su éxito en el arte la evocación, en su capacidad para convocar a esa Sevilla coqueta y provinciana con siluetas reconocibles que trasladen antes ternura que pasado. Se echó en falta un mayor cuerpo orquestal, pero funcionó el sutil engranaje de ritmos y la incorporación a la paleta tímbrica de todo el imaginario andaluz. García Calvo consiguió integrar lo peculiar y convertirlo en orgánico, todo ello sin arrinconar el privilegiado lenguaje musical de Sorozábal. El público salió del coliseo feliz, entre la irrupción del barco en el escenario y las soleás sentías de Jesús Méndez. * Mario MUÑOZ, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL