Verdi en el filo de la navaja

Valladolid

16 / 05 / 2022 - Agustín ACHÚCARRO - Tiempo de lectura: 3 min

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Traviata MacVicar real / operaactual.com Una escena de 'La Traviata' firmada por David MacVicar en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL

Teatro Calderón

Verdi: LA TRAVIATA

Claudia Pavone, Airam Hernández, Javier Franco, Sandra Ferrández, Paula Mendoza, Néstor Losán, Gerardo Bullón, Omar Lara, Javier Castañeda, Rubén Carreño, Pablo Corbí y Gabriel Gómez. Dirección de escena: David McVicar. Dirección musical: Andrés Salado. 13 de mayo de 2022.

Mientras la ópera se plantee como un espectáculo ocasional y no se cuente con unas infraestructuras mínimas, que permitan la existencia de formaciones estables y rodadas, podrá conllevar un esfuerzo encomiable, pero sus resultados serán inevitablemente limitados.

Antes de alzarse el telón, el Teatro Calderón recordó a la gran Teresa Berganza, fallecida el mismo día de esta función, un espectáculo visual atrayente, con una dirección escénica que acentuó lo decadente y emotivo, con juego de luces y cortinajes que ayudaron a remarcar el drama de La Traviata en un escenario algo pequeño para las escenas de conjunto. En lo musical, los momentos en los que se impuso la contención fluyó de manera más profunda toda la emoción y lo que esta sugiere, algo que ocurrió fundamentalmente en el dúo entre el barítono y la soprano y en el desenlace. Claudia Pavone le puso pasión a su personaje de Violetta desde un primer acto en el que la coloratura y las agilidades fluidas no iban a ser su fuerte, tendiendo a las exageraciones. Después, su visión del personaje destacó cuando se impuso un fraseo delicado o la desesperanza contenida, perdiendo esa baza cuando se dejó llevar por un exacerbado impulso dramático.

"Claudia Pavone le puso pasión a su personaje de Violetta desde un primer acto en el que la coloratura y las agilidades fluidas no iban a ser su fuerte, tendiendo a las exageraciones"

El director Andrés Salado, al frente de la Sinfónica de Castilla y León, hizo un esfuerzo de concertación ímprobo y se volcó en que todo cuadrara. Se produjeron desajustes en el primer acto, en una escena del brindis carente de la fluidez necesaria en ese diálogo entre solistas, comprimarios y coro. Quedó patente la lamentable acústica del teatro, que perjudica tanto a la orquesta. En el escenario se apuntaba más a la emoción directa, a lo epidérmico, que a las sutilezas y profundidades ¿Puede concebirse una escena final y su “Addio, del passato” sin constantes y variados matices canoros?

El Alfredo del ya consagrado tenor canario Airam Hernández no se escuchó cómodo del todo, viéndose lastrado por una emisión que a partir del centro agudo sonaba algo forzada y sin squillo, y con un enfoque dramático de su papel también tendente a la exageración, tanto en sus dúos como en “Lunge da lei”. El barítono Javier Franco le dio a Germont padre una línea de canto equilibrada en el dúo con Violetta. El Coro Calderón Lírico, tras una escena inicial desigual, alcanzó su mejor momento cuando la protagonista se ve rechazada por su amado. De entre los comprimarios resulta pertinente reseñar la Aninna de Paula Mendoza, tanto por su línea de canto como por su faceta de actriz. Excelentes las intervenciones de la banda interna y de los bailarines.  * Agustín ACHÚCARRO, corresponsal en Valladolid de ÓPERA ACTUAL