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Emocionante reencuentro en la Arena con 'Carmen'
Verona
Arena de Verona
Bizet: CARMEN
Inauguración del festival
Clémentine Margaine, Karen Gardeazabal, Daniela Cappiello, Sofia Koberidze, Brian Jagde, Luca Micheletti, Nicolò Ceriani, Carlo Bosi, Gabriele Sagona, Biago Pizzuti. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección de escena: Franco Zeffirelli. 17 de junio de 2022.
La temporada 99 del Festival de la Arena de Verona se estrenó a lo grande, sin obligación de mascarilla y con su aforo completo de 13.000 espectadores, ofreciendo en la velada de la inauguración el aspecto de antes de la pandemia. Es decir, el anfiteatro romano rebosante de público. Una vuelta a la normalidad que se notaba también en las calles de la ciudad, repleta de turistas, mayoritariamente extranjeros. Tras el breve discurso de bienvenida de la directora, Cecilia Gasdia, y el obbligato homenaje a los divos que de estar vivos cumplirían 100 años, Renata Tebaldi y Ettore Bastianini, ambos aclamados en la Arena, el primer aplauso de la función se lo llevó la puesta en escena de Franco Zeffirelli, pese a ser la de 1995 reeditada para esta ocasión en un Festival que, para regocijo del público, será también un tributo al gran regista florentino. Y no podía ser de otra manera: las producciones de este genio del teatro siempre logran el beneplácito de la mayoría de melómanos, especialmente numerosos en este espacio inmenso en el cual Carmen –igual que las próximas Aida, Traviata y Turandot, todas de Zeffirelli–, se traduce en una fiesta para los ojos. El precioso vestuario de Anna Anni y la perfecta iluminación de Paolo Mazzon se suman a la indispensable y muy aplaudida coreografía de El Camborio, firmada por Lucía Real y a la que se sumó la participación de la Compañía de Antonio Gades dirigida por Stella Arauzo.
Muy convincente también el componente musical, empezando por la magnífica, oceánica, orquesta y por el imponente coro, este último instruido por Ulisse Trabacchin con el añadido del coro de voces blancas dirigido por Paolo Facicani, todos a las órdenes de Marco Armiliato, quien logró una inmejorable cohesión entre foso y masas teniendo en cuenta las dificultades que implica este enorme escenario, procediendo a una lectura eficaz en el ritmo y líricamente afortunada en tempi y dinámicas.
A la mezzo Clémentine Margaine, Carmen de voz poderosa, se le puede echar en falta seducción en los primeros dos actos, pero resultó intensamente dramática en los dos últimos, donde explota la tragedia. El tenor Brian Jagde, amén de una voz que corre muy bien proyectada, estilísticamente es impecable, utilizando sonidos mixtos en la famosa aria de la flor y sacando más carne al fuego en el dúo final, luciendo temperamento. Porte y gallardía, además de una voz fresca y brillante, la del joven barítono Luca Micheletti, chulesco Escamillo. Delicada y apasionada a la vez la Micaela de la soprano Karen Gardeazabal, muy aplaudida tras su aria del tercer acto.
Perfecto el resto del reparto, destacando dos profesionales de una pieza como son el tenor Carlo Bosi (Remendado) y el barítono Nicolò Ceriani (Dancairo). Seguro el Zúñiga del sonoro bajo Gabrielle Sagona, muy presente el Morales del barítono Biagio Pizzuti y dos pizpiretas gitanas completaban el cartel: Frasquita, la soprano Daniela Cappiello, y Mercedes, la mezzo Sofia Koberidze.
La calurosa noche, matizada por ese airecillo que llega siempre desde el próximo lago de Garda, empezó pasadas las 21 horas y terminó a las tantas, con el público embravecido que no se cansaba de vitorear y aplaudir. Una gran noche inaugural. * Andrea MERLI, crítico de ÓPERA ACTUAL
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