El último divertimiento de Manuel García

Madrid

21 / 12 / 2021 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 3 min

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avvertimentoaigelosi-operaactual-march (1) Una escena de la obra de Manuel García con cantantes del Centre de Perfeccionament © Fundación Juan March / María ALPERI
avvertimentoaigelosi-operaactual-march (1) Una escena de la obra de Manuel García con cantantes del Centre de Perfeccionament © Fundación Juan March / María ALPERI
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Fundación Juan March

Manuel García: UN AVVERTIMENTO AI GELOSI

Cantantes del Centre de Perfeccionament del Palau de Les Arts

Rosa María Dávila, Marcelo Solís, Jorge Franco, Carlos Fernando Reynoso, Laura Orueta, Xavier Hertherington. Piano y dirección: Ignacio Aparisi Doménech. Dirección de escena: Bárbara Lluch. 15 de diciembre de 2021.

Con este Avvertimento ai gelosi llegó a su fin el espléndido ciclo que la Fundación March ha dedicado a las óperas de cámara, o pequeñas óperas de salón, compuestas por Manuel García para ser cantadas e interpretadas en su propia casa y a cargo de sus alumnos. En este caso, se trata de lo que el propio compositor y cantante denominó una “opera per soscieta” (sic: García nunca perdió su desenvoltura, tan española y tan rossiniana) y llegó al escenario de la Fundación coproducida con el Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia y la Ópera de Oviedo.

Como las cuatro anteriores, se trata de una ópera breve, en un acto, acompañada con piano y basada en un libreto de Giuseppe Maria Fosca, dramaturgo especializado en el género de la farsa. Un poco en la línea de la comedia del arte, Un avvertimento ai gelosi pone en escena a seis personajes característicos: la encantadora Sandrina y su muy celoso marido, al que ella decide dar una lección flirteando con un conde y el secretario de este. Aparecen también la prometida del conde, frustrada por los devaneos de su futuro marido, y un inteligente y sensible jardinero que ayuda a Sandrina en su propósito.

Como es natural, el final rubrica el triunfo del amor y la felicidad conyugal. García componía estas obras como divertimento, pero también como material de enseñanza, y los seis personajes se enfrentan a una partitura complicada, con varias arias, dos dúos, un trío y un tutti final y triunfante. Como era de prever en las obras del compositor, ninguno de los números es sencillo en lo vocal, y requieren una especial musicalidad y una capacidad bien desarrollada para la improvisación, algo que el músico español siempre consideró fundamental. La línea de canto llama por tanto al virtuosismo en vivo, y por un momento el público puede escuchar algo muy raro hoy en día: el bel canto en directo, en el momento en el que los cantantes recrean e imaginan su vocalidad, y sus propios personajes.

"Los cantantes, integrados en el Centre de Perfeccionament del Palau de Les Arts de Valencia, donde combinan el aprendizaje con la participación en los espectáculos del teatro, dieron muestras sobradas de capacidad, inteligencia y creatividad"

Los cantantes, integrados en el Centre de Perfeccionament del Palau de Les Arts de Valencia, donde combinan el aprendizaje con la participación en los espectáculos del teatro, dieron muestras sobradas de capacidad, inteligencia y creatividad. Sin duda es esta, con la zarzuela, de las mejores escuelas para unos cantantes jóvenes. La puesta en escena, de Bárbara Lluch, recurre al expediente ya un poco gastado de situar la obra durante un ensayo general. Es un buen planteamiento, que da pie a introducir una mirada contemporánea sobre la obra aunque a veces resulte un poco confuso y reduzca la obra original a un registro paródico, distinto del original. También da pie a que el tenor Xavier Hertherington (el jardinero Menico) se luzca con “Dalla sua pace” en honor de su querida (fuera de escena) Sandrina, interpretada por la excelente soprano Rosa María Dávila. Acompañó al piano, en un cometido de alto vuelo virtuosístico y expresivo, Ignacio Aparisi Doménech* José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL