CRÍTICAS
NACIONAL
El rey que despierta en el Campoamor
Oviedo
XXIX Festival de Teatro Lírico Español
Chapí: EL REY QUE RABIÓ
Jorge Rodríguez-Norton, Sofía Esparza, María José Suárez, David Menéndez, José Manuel Zapata, Manuel de Diego, Igor Peral, Abraham García, Alberto Frías, Sandro Cordero, Carlos Mesa, Janeth Zúñiga, Roca Suárez, Mireia Martínez, Javier Gallargo, Jofre Carabén. Dirección musical: Virginia Martínez. Dirección de escena: Bárbara Lluch. Teatro Campoamor, 9 de abril de 2022.
Un mundo de fantasía que reviste una realidad que debe ser revisada. Así fue este Rey que rabió del Festival de Teatro Lírico Español ovetense, con acento asturiano bastante marcado dado el origen de buena parte del reparto. La zarzuela de Chapí, en la nueva producción del Teatro de La Zarzuela, era muy esperada en el Campoamor para poder revivir la historia del joven rey y sus asesores que gobiernan a su antojo. Pero el deseo del rey de descubrir su propio mundo, aun por aburrimiento, se convierte en un viaje revelador para enderezar el reino, no sin historia de amor para un final feliz.
En un ambiente de ensueño, un tanto kitsch y lleno de luz, pero encorsetado, cruza una capa irónica, como se deduce de los imaginativos figurines de Clara Peluffo, o de los objetos humanizados que rodean la corte. Es como el mundo imaginario de Alicia en el país de las maravillas que Tim Burton imaginó en 2010 con personificaciones surrealistas y metáforas psicológicas, al igual que en este montaje brilla ese gran trono en la escenografía de Juan Guillermo Nova, o las torres de ajedrez del patio del castillo que recuerdan a la continuación de la novela, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. La Alicia del que firmó como Lewis Carroll se esconde tras sus fantasías, pero en ellas encuentra las respuestas que necesita, igual que el rey de esta zarzuela. Como hizo Alicia, el joven monarca inicia un viaje de aventuras y toma las riendas de su vida para combatir un destino forzado a través del crecimiento personal.
En la sátira política que Miguel Ramos Carrión urdió en el libro de la zarzuela se encuentran a los consejeros del rey imaginario, con un General que aquí vistió David Menéndez marcando presencia ya en «El cuarteto de la dimisión», no solo en lo vocal, sino con una actuación dramática sólida, como acostumbra. El Rey de Jorge Rodríguez-Norton se impuso al final del primer cuadro, preparado para su viaje de incógnito. Ante el temor de que descubra que la prosperidad del país es una farsa, los consejeros planean cómo seguir el engaño, en una obra ágil en el apartado musical, con Virginia Martínez al mando desde el podio de Oviedo Filarmonía.
El coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo fue in crescendo en la interpretación, con desajustes al inicio del segundo cuadro, mientras la escenografía se abría con perspectiva en la estructura y las imágenes. Es entonces cuando se revelaba Jeremías, en la piel de José Manuel Zapata, quien bebe los vientos por su encantadora prima Rosa en la zarzuela. Entre celos y desgracias, el pobre Jeremías, con el acento cómico e histriónico de Zapata, se convirtió en pilar fundamental para sostener la parte dramática de una obra con peso importante del texto. Rosa fue Sofía Esparza, que lució un instrumento de clara emisión, luminoso, desde la presentación de la sobrina del alcalde, representado por el actor asturiano Carlos Mesa. La soprano sobresalió en el dúo con el Rey, pero sobre todo en «Mi tío se figura», delineado con especial sensibilidad vocal. A su lado, Rodríguez-Norton destacó en el «Duettino» del mismo acto, cuando ella le visita para fugarse, ante un Alberto Frías como un Capitán de nervios a flor de piel.
Sin duda el segundo y tercer actos ganaron interés con el fluir del argumento. Entonces el Coro terminó de asentarse, con «Alegres segadores». Los números musicales de esta parte fueron de especial belleza, como el Nocturno instrumental, bajo el manto de estrellas de Vinicio Cheli y David Hortelano al frente del diseño de luces. Asimismo, hay que destacar el ritmo de la escena firmada por Bárbara Lluch, sobre todo cuando se acelera el enredo con Jeremías, mordido por el perro, para confusión con el rey.
Para especial dinamismo de los últimos cuadros, se sumaron personajes como María, interpretada por María José Suárez, con un acento cómico muy efectivo. El chisme está servido en el tercer acto, con el coro «¡Compañeras, venid!», otra de las páginas destacadas de la Capilla Polifónica que redondeó su interpretación con «Juzgando por los síntomas». Esto, mientras el titiritero Jofre Carabén sorprendía al público con el perrito de hocico rojo. Entonces, al pasar al sexto cuadro, se escucha uno de los mejores momentos de Rodríguez-Norton: la romanza «Intranquilo estoy», mientras el Rey temía volver a ver a Rosa y que ella le rechazase al revelar su identidad. Entonces, el despertar del protagonista ya se había producido. * Diana DÍAZ, corresponsal en Oviedo de ÓPERA ACTUAL