El quinto 'Falstaff' de John Eliot Gardiner

Florencia

03 / 12 / 2021 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 3 min

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falstaff-maggio-operaactual (1) Una escena del 'Falstaff' verdiano de Sven-Eric Bechtolf © Maggio Musicale Fiorentino / Michele MONASTA
falstaff-maggio-operaactual (1) Nicola Alaimo (Flastaff) y Sara Mingardo (Quickly) © Maggio Musicale Fiorentino / Michele MONASTA
falstaff-maggio-operaactual (1) Una escena del 'Falstaff' verdiano de Sven-Eric Bechtolf © Maggio Musicale Fiorentino / Michele MONASTA

Teatro del Maggio Musicale Fiorentino

Verdi: FALSTAFF

Nicola Alaimo, Simone Piazzola, Matthew Swensen, Christian Collia, Antonio Garés, Gianluca Buratto, Ailyn Perez, Francesca Boncompagni, Sara Mingardo, Caterina Piva. Dirección musical: John Eliot Gardiner. Dirección de escena: Sven-Eric Bechtolf. 23 de noviembre 2021.

Hace ya muchos años que John Eliot Gardiner no dirige solamente música barroca, sino también la de los siglos sucesivos, aunque limitándose a aquellos títulos que le son más afines. Entre ellos se encuentra este Falstaff verdiano que ha dirigido ya tres veces en teatro y una en estudio. Es con toda seguridad una obra que conoce y aprecia en gran medida, lo que demostraría el cuidado con el que en este montaje puso en valor los infinitos detalles de la refinada orquestación verdiana. La relación entre voces y orquesta fue estrechísima, especialmente en aquellos pasajes en que la orquesta traduce los gestos, los pasos y la expresión de los personajes. Su dirección subrayó la irresistible comicidad de la última ópera de Verdi, siempre elegante y proclive a provocar la sonrisa antes que la risa en sí. Respecto de otras interpretaciones –como la de Giulini, por ejemplo– tuvieron un relieve menor los momentos líricos de las escenas entre Fenton y Nannetta y las reflexiones de Falstaff sobre la vejez. Gracias a la gran experiencia de Gardiner en la música de Bach y Händel la gran fuga que cierra la ópera salió con una nitidez y un equilibrio como no se oía nunca. El público, de hecho, no se cansaba de aplaudir y Gardiner se vio obligado a repetirla da capo.

También la dirección escénica de Sven-Eric Bechtolf se basó en la comicidad, obtenida sin detalles vulgares y sí sostenida por las ideas brillantes en el contexto de la farsa y del ritmo frenético de la obra. Muy interesantes la escenografía de Julian Crouch y el vestuario de Kevin Pollard, que adoptaban, con alguna libertad, la adaptación a la época de Shakespeare.

"Nicola Alaimo fue un Falstaff opulento pero vocalmente agilísimo en su papel de seductor ridículo pero simpático"

La muy buena calidad de las direcciones musical y escénica contribuyó a que pasara casi desapercibido un cierto desnivel en las voces, unas mejores que otras. Entre las primeras descollaron las de Nicola Alaimo, un Falstaff opulento pero vocalmente agilísimo en su papel de seductor ridículo pero simpático, y la de Sara Mingardo, cuya Quickly –que hay que recordar que en inglés significa “velozmente”– aparecía como una mujer joven y astuta y no como la vieja matrona con que habitualmente se la representa. Muy divertidos en sus cómicos cometidos tanto Gianluca Buratto (Pistola) como Antonio Garé (Bardolfo) o Christian Collia (Cajus) y simpática la Meg de Caterina Piva.

Ailyn Perez suscitó al principio ciertas dudas en el papel de Alice, de ordinario presentada como una mujer fascinante y digna, pero acabó convenciendo en una interpretación decididamente cómica. Simone Piazzola pareció poco adecuado para el personaje de Ford y Francesca Boncompagni hizo una Nannetta vivaz pero con un registro agudo poco agraciado. Matthew Swensen fue un pálido Fenton.  * Mauro MARIANI, crítico en Italia de ÓPERA ACTUAL