El Met se entrega al público joven con ‘Lucia’

Nueva York

16 / 05 / 2022 - Rebeca BLANCO PRIM - Tiempo de lectura: 4 min

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luciadilammermoor-operaactual-camarena-sierra (1) Artur Rucinski (Enrico) y Nadine Sierra (Lucia) © Met Opera / Jonathan TICHLER
luciadilammermoor-operaactual-camarena-sierra (1) Javier Camarena y Nadine Sierra © Met Opera / Jonathan TICHLER
luciadilammermoor-operaactual-camarena-sierra (1) Nadine Sierra como Lucia © Met Opera / Jonathan TICHLER

The Metropolitan Opera House

Donizetti: LUCIA DI LAMMERMOOR

Nueva producción

Nadine Sierra, Javier Camarena, Artur Ruciński, Matthew Rose, Deborah Nansteel, Eric Ferring, Alok Kumar. Dirección musical: Riccardo Frizza. Dirección de escena: Simon Stone. 10 de mayo de 2022.

La Metropolitan Opera, siguiendo con esta línea discontinua hacia una nueva realidad, ofreció Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti con una perspectiva a la americana. El drama en tres actos con libreto de Salvatore Cammarano y basado en la novela The Bride of Lammermoor de Sir Walter Scott nada tiene que ver con esta versión modernizada del australiano Simon Stone. Atrás queda la Escocia del siglo XVII dando paso a una ambientación en las profundidades de la América más americana llena de matones, neones y fast food.

El cutrismo se apodera de la escena, en el mejor sentido de la palabra, cuando se abre el telón. Una casa de madera, una camioneta o un deli son algunos de los puntos de encuentro para Lucia y Edgardo que, vestidos como la Kardashian y Kanye West, son perseguidos por una cámara que conecta con una pantalla de cine gigante encima de la escena. Un dos en uno que suma puntos en esta producción, porque no solo se puedo apreciar de primer plano las dotes actorales de Nadine Sierra y Javier Camarena, que son excepcionales, sino que, por primera vez, la inmensa altura de la caja escénica del Met deja de ser ridícula.

"Nadine Sierra, que cuenta con un registro sin par, lució unas agilidades y unos pianísimos extraordinarios, dejando boquiabierto al público"

En lo vocal, Sierra interpretó el rol de Lucia brillando de nuevo en el escenario neoyorkino: la soprano, que cuenta con un registro sin par, lució unas agilidades y unos pianísimos extraordinarios dejando boquiabierto al público, que no paró de aplaudir cada una de sus intervenciones. Y sí, en su versión la escena de la locura deja ser el típico drama del siglo XVII para ser pura fragilidad, con un equilibrio perfecto entre actuación y voz. Para rematar, un primer plano en cámara antes del suicido, una delicia interpretativa que puso los pelos de punta. Camarena supo darle a su Edgardo un aire romántico al rol haciendo uso de su aterciopelada voz y sus magníficos agudos; aunque acertando en la parte más tierna del papel, el tenor pierde equilibrio en las partes más dramáticas, siendo sin duda su talón de Aquiles. El tercero en discordia era el barítono Artur Ruciński, que parecía haber nacido para interpretar esta versión: el look le venía que ni pintado en una actuación sobresaliente. También destacó en lo vocal, lanzados los agudos de forma exquisita y llevándose al público en el bolsillo.

Y aunque todo podrían ser flores para esta producción, este acierto escenográfico parece estar costándole un disgusto al elenco protagonista, que está siendo criticado por los asiduos al teatro al considerar que este reparto de lujo se ve abrumado por las locuras de Stone mientras que nadie se fija en lo que pasa en el foso. Y es que Riccardo Frizza, aunque maneja la partitura con maestría, pierde la simbiosis con el escenario. Tal vez ha querido mantener demasiado intacto lo que Donizetti escribió, e incluso apostó por la armónica de cristal, pero se ha olvidado de la otra parte del equipo.

Desde que empezó la temporada ya son varios los estrenos de corte moderno que Peter Gelb ha traído bajo el brazo, dándole a la temporada un carácter más parecido al que se está acostumbrado en teatros europeos. No es la primera Lucia que Gelb programa bajo su mandato, sin embargo, el abismo existente entre ambas, la primera de Mary Zimmerman y esta segunda de Stone, no podría ser más profundo. Se verá si esta temporada post-pandemia le costará unos cuántos abucheos al director, pero, en todo caso, parece que posiblemente el teatro se llene de público joven de nuevo como se vivió la noche del pasado 10 de mayo.  * Rebeca BLANCO, corresponsal en Nueva York de ÓPERA ACTUAL