CRÍTICAS
INTERNACIONAL
El Maggio Musicale reivindica a Alfano
Florencia
Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
Alfano: RISURREZIONE
Recuperación en Italia
Anne Sophie Dupreis, Matthew Vickers, Leon Kim. Dirección: Francesco Lanzillotta. Dirección de escena: Rosetta Cucchi. 19 de enero de 2020.
Se recuerda a Franco Alfano sobre todo por haber completado la partitura de Turandot tras la muerte de Puccini, aun cuando esa imposible empresa no tuviera un resultado totalmente satisfactorio y no hiciera justicia al compositor. Sus óperas, en cambio, han caído en el olvido. La primera de ellas fue Risurrezione, sobre una novela de Tolstoi, representada por vez primera en 1904 con un éxito que hizo que para 1951 hubiera superado ya las 1.000 representaciones, para desaparecer poco después. Fue recuperada en Wexford en 2017 y ahora aterrizó en Florencia, en un teatro semivacío en la primera representación pero saludada con un éxito caluroso en la segunda por parte de un público numeroso.
Alfano pertenece a la llamada Generación de los Ochenta, un grupo de jóvenes compositores que quería renovar la música italiana a la que consideraba provinciana y atrasada y que seguía con atención lo que ocurría en el extranjero. Es significativo que Alfano estudiara en Leipzig, que empezara Risurrezione en París y que continuase su composición en Berlín y Moscú. Y es importante también que eligiera un libreto en prosa y no en verso para evitar las amplias fórmulas melódicas a la italiana –arias y dúos– en favor de una vocalidad que se mueve sin cesuras entre un recitativo muy dúctil y breves apuntes cantables. La orquesta no se limita a acompañar las voces, porque tiene una vida autónoma y crea con un colorido ya del siglo XX situaciones y ambientes modernos, como en la angustia de la protagonista en la desolación de una estación de tren solitaria en la que espera al amante que la ha abandonado, o en la violencia de la vida en prisión, donde ha sido conducida por una falsa acusación de homicidio.
El verdadero protagonista de esta ópera y artífice principal de su éxito en Florencia fue el director musical Francesco Lanzillotta, cuya dirección, siempre atenta y precisa, supo poner en valor los momentos de mayor refinamiento de la orquestación en la que pueden adivinarse aún lazos de parentesco con Richard Strauss o Debussy.
Sin poseer una voz de mérito excepcional, Anne Sophie Dupreis interpretó con una total participación vocal y escénica el personaje de Katiusha, complejo y dramático, perfectamente perfilado por la música de Alfano. El tenor Matthew Vickers y el barítono Leon Kim no aportaron mucho a la defensa de los otros papeles principales, pero cabe reconocer que la culpa fue de Alfano al hacer poco interesantes a los personajes de Dimitri y Simonson. Bien realizados, en cambio, el resto de papeles menores, la mayor parte de los cuales apenas si canta un par de notas. No hay gran cosa que decir de la producción procedente de Wexford con dirección escénica de Rosetta Cucchi, poco apropiada no porque sea tradicional, sino porque es pobre en ideas y cuando las hay no son las mejores.