El Life Victoria, inauguración por todo lo alto con Fleur Barron

Barcelona

29 / 09 / 2022 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 4 min

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barron-lifevictoria-operaactual Fleur Barron y Juluis Drake © Elisenda CANALS
barron-lifevictoria-operaactual Fleur Barron en el concierto inaugural del LIFE Victoria © Elisenda CANALS
barron-lifevictoria-operaactual La mezzosoprano Fleur Barron © Elisenda CANALS

Life Victoria 'Lied' Festival

Recital de Fleur BARRON

Recital inaugural

Obras de Schumann, Ives, Fauré, Dutilleux, Schubert, Brahms, Messiaen, Wieck, Korngold, Yi, Price, Porter. Fleur Barron, mezzosoprano. Julius Drake, piano. 28 de septiembre de 2022.

La edición 2022 del Life Victoria Lied Festival arrancó de la mejor manera posible gracias a la presencia de dos voces de gran calidad y de dos intérpretes de enorme proyección: la mezzosoprano Fleur Barron y el barítono Carles Pachón. La organización del certamen demostró tener buena cintura y acertó al suplir a la inicialmente prevista Fatma Said, que canceló por motivos de salud, por la misma cantante irlandesa que protagonizara la velada inaugural el año pasado. Si Barron en aquella ocasión interpretó una sola obra y a un solo autor, el Winterreise de Franz Schubert, esta vez planteó la opción opuesta: un ecléctico programa en el que una canción de Messiaen se enlazaba con otra de Schubert, Dutilleux con Brahms o piezas del compositor chino Chen Yi con Cole Porter. Pero, lo que a primera vista pudiera parecer un plato indigesto, en manos de la mezzosoprano y de su acompañante habitual al piano, Julius Drake, se convirtió en un recital coherente, elaborado con suma inteligencia y de creciente intensidad.

Pese a que el pretexto dramatúrgico (un viaje de la oscuridad a la luz a través del amor) era un tanto endeble, el radical contraste estilístico entre una pieza y la siguiente, lejos de diluir la fluidez del discurso y distanciar al oyente, aportó nueva luz a obras mil veces escuchadas. Fue el caso, al final del primer bloque, de «Totensgräber Heimweh», de Schubert que, precedida por la potencia de los bloques sonoros utilizados por Massiaen en «Montagnes», adquirió una nueva dimensión dramática. Lo mismo se puede decir del contraste entre las bellísimas «Il n’y avait que des troncs dechirés», de Dutilleux y «Tiefes Leid», también de Schubert.

"El radical contraste estilístico entre una pieza y la siguiente, lejos de diluir la fluidez del discurso y distanciar al oyente, aportó nueva luz a obras mil veces escuchadas"

En el segundo bloque, más convencional y que incluía obras de Clara Wieck («Liebst du um Schönheit», el mismo texto utilizado por Mahler en sus Rückert Lieder), Brahms y Korngold, destacó especialmente «In meine innige Nacht» de este último, una de sus canciones más atrevidas armónicamente. Finalmente, y tras un pequeño respiro, la cantante, que tiene raíces familiares en Singapur, interpretó dos canciones en chino de la compositora chino-americana Chen Yi procedentes de su ciclo Meditation. Interesantes armónicamente y alejadas de cualquier tipo de folclorismo, destacaron por un particular tratamiento de la voz, con utilización frecuente y expresiva de glissandi. Una canción tradicional china, paradójicamente de resonancias armónicas más convencionales que las de Yi, dos piezas de la compositora estadounidense Florence Price y un «Night and day» de Cole Porter (que tuvo, sorprendentemente, la interpretación más discreta de toda la velada) cerraron un viaje musical en mayúsculas.

Fleur Barron posee un instrumento de mezzosoprano lírico, aunque de tintes oscuros, de bello color y que maneja a voluntad. Si en su anterior recital en Barcelona tendió a enfatizar la oscuridad tímbrica en búsqueda (innecesaria) de mayor dramatismo, en esta ocasión encontró en tono justo en cada canción. Línea elegante en todo momento, potencia dramática cuando se requería (sensacional en Messiaen) y carisma a raudales constituyeron la firma de un gran recital. Julius Drake fue el cómplice ideal, más aún en un programa de este perfil; el pianista inglés estuvo a un nivel extraordinario y en cualquier estilo demostrando, una vez más, que es uno de los mejores especialistas en su campo.

Por si todo ello fuera poco, el Life Victoria se permitió el lujo de contar, para el pequeño recital previo destinado habitualmente a jóvenes talentos, con la presencia de una de las voces más destacadas de la nueva generación de cantantes españoles, el barítono Carles Pachón, Premio ÓPERA ACTUAL 2018. Al cantante catalán, en una demostración de inteligencia y modestia, no se le cayeron los anillos por hacer de telonero y, además, demostró que en él hay un liederista en potencia. Prueba de ello fue un «Von ewiger liebe» de Johannes Brahms poderoso tanto en lo vocal como en lo expresivo. La pronunciación, debido a su residencia actual en Berlín, es magnífica, y estilísticamente, aunque tiene margen de mejora, muestra afinidad con el género y gusto por el mismo. Le acompañó con corrección, aunque cierta morosidad, el pianista Milos Bulajic. Una grata sorpresa y la constatación de que Pachón está en estado de gracia.* Antonio COLOMER, crítico de ÓPERA ACTUAL