CRÍTICAS
INTERNACIONAL
El cuento de hadas y la magia de Thielemann
Bayreuth
Festival de Bayreuth
Wagner LOHENGRIN
Georg Zeppenfeld, Klaus Florian Vogt, Camilla Nylund, Martin Gantner, Petra Lang, Derek Welton, Michael Gniffke, Tansel Akzeybek, Raimund Nolte, Jens-Erik Aasbo. Dirección musical: Christian Thielemann. Dirección de escena: Yuval Sharon. Festpielhaus, 22 de agosto de 2022.
Si un par de días antes Oksana Liniv impactó por su volcánico Holandés, con Lohengrin Christian Thielemann volvió a dejar constancia de por qué hoy es el director wagneriano con mayor reputación del mundo. Con Thielemann hasta parecía una orquesta distinta a la escuchada con Lyniv. Sonido calibradísimo, juego con los instrumentos solistas, cada frase, cada motivo fue cuidado al extremo. Su Lohengrin es meditado, lírico, sublime. Y hasta la percusión es un gozo para los oídos. Y es que el maestro alemán conoce muy bien la sala donde dirige y sus maravillosas particularidades acústicas, lo que le permite trabajar la partitura hasta el mínimo detalle. El preludio del primer acto fue, simplemente, sublime con el que fue el único acierto de la errática dirección escénica de Yuval Sharon de mantener el telón bajado, intensificando el maravilloso pathos creado por Thielemann. Y es que todo fluía en sus manos, la entrada de Elsa, la introducción del segundo y el preludio del tercer acto –excelso–, los momentos corales –gran dirección de Eberhard Friedrich–, etc. Fue, en definitiva, el máximo exponente de este Lohengrin que vocalmente, aunque mayormente equilibrado, presentaría algún desconcierto.

El director alemán Christian Thielemann
En primer lugar, Klaus Florian Vogt en el rol protagonista acometió con determinación su ya muy conocida interpretación. El tenor alemán mantuvo esas frases blanquecinas que tanto le caracterizan para los momentos más delicados –“Mein Lieber Schwan”– pero también fue capaz de mostrar la gallardía, el squillo y la heroicidad necesarios en los pasajes requeridos y luciendo en todo momento una gran elegancia. Con todo, su más que solvente prestación fue muy aplaudida pero también tímidamente protestada. La soprano finlandesa Camilla Nylund tiene en su haber varias producciones como Elsa –también en Bayreuth– pero está añadiendo roles de peso más dramático –como recientemente una fantástica Isolde y en septiembre su debut como Brünnhilde, ambos en Zúrich-. Esta evolución de la voz hace que, a pesar de su buen hacer, no sea la Elsa ideal. Intentando “aliricar” la voz en “Einsam in trüben Tagen” lo que conseguía era proyectar un sonido algo irritante, además de presentar problemas en la dicción –con un texto casi ininteligible-. En el segundo acto, en la confrontación con Ortrud, la cosa no seguiría por mejores lares. A Petra Lang (Ortrud) le ocurriría algo similar a su colega, pero en tesituras distintas. La mezzo –convertida en soprano– alemana tiene en su haber varias Ortruds –también en Bayreuth–, pero a fuerza de cantar Brünnhilde, Isolde, etc., su voz ha perdido rotundidad en el registro grave y el registro agudo es simplemente bramado y tirante. El color de ambas protagonistas resultaba muy similar haciendo imposible los contrapesos requeridos en su gran escena del segundo acto –y qué poco acongoje causó Lang en “Entweihte Götter!” –, por no hablar del despropósito final. Todo ello le valió a Petra Lang varias protestas. Por su parte, Telramund recayó en las manos del muy solvente barítono alemán Martin Gantner, pero sin más. Todo un lujo y disfrute contar con la maestría de Georg Zeppenfeld como Heinrich y muy correcto el heraldo de Derek Welton. * Albert GARRIGA, corresponsal en Bayreuth de ÓPERA ACTUAL
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