Dorothea Röschmann encumbra los maestros del 'Lied' alemán en la Schubertiada

Vilabertran

24 / 08 / 2023 - Aniol COSTA-PAU - Tiempo de lectura: 3 min

Print Friendly, PDF & Email
röschmann schubertiada Dorothea Röschmann y Wolfram Rieger en Vilabertran © Schubertiada / David BORRAT
röschmann schubertiada Dorothea Röschmann y Wolfram Rieger en Vilabertran © Schubertiada / David BORRAT

Schubertiada

Recital de DOROTHEA RÖSCHMANN

Obras de Schumann, Mahler y Wagner, Wolfram Rieger, piano. Canónica de Santa María, 23 de agosto de 2023.

A Robert Schumann, Gustav Mahler y Richard Wagner. A estos tres compositores cumbre del siglo XIX germánico se encomendó la soprano Dorothea Röschmann para maravillar al público de la Canónica de Santa María en su recital en la Schubertiada de Vilabertran. La actuación de la reconocida cantante alemana, quien debutó en el festival de lied ampurdanés en 2015, fue un torbellino intenso de emociones musicales, de la mano del magistral pianista Wolfram Rieger, habitual del certamen desde la primera edición de 1993.

El concierto, que encamina la recta final de la programación de la Schubertiada, empezó con los tres Gedichte der Königin Maria Stuart, un ciclo escrito en los últimos años de vida del compositor que, con un estilo íntimo y saneado, describe diferentes momentos de la trágica vida de la Reina de Escocia, desde la felicidad jovial del nacimiento de un hijo, hasta la despedida afectada ante la muerte anunciada. El recital siguió con los emblemáticos Liederkreis, también de Schumann, escritos doce años antes de las canciones de María Estuardo, que se basan en los textos de Joseph von Eichendorff.

Son poemas románticos, mayoritariamente de temática bucólica y descriptiva, sin un hilo argumental común, que Schumann adapta con un gusto especial por la melodía y el juego harmónico, proponiendo un contraste constante de atmósferas que Röschmann exprimió con maestría, luciendo una amplísima paleta de recursos para modular la voz: desde el descubrimiento bucólico del amor de «Waldesgepräch» hasta el malestar intrigante de «Zwielicht», pasando por la cadencia mágica de la famosísima «Mandnacht». En todas sus intervenciones, la cantante alemana impuso una apuesta incontestable por la emoción, que sintió e hizo sentir a flor de piel, cantando con los ojos cerrados y la mirada vidriosa, hasta el punto de conseguir una intimidad misteriosa y sincera con el público de la Canónica. A su lado, la sabiduría del pianista Wolfram Rieger acompañó como un metrónomo dúctil y amable, dialogando de manera equilibrada con la soprano y ocupando el protagonismo justo en cada canción.

"La cantante alemana impuso una apuesta incontestable por la emoción, que sintió e hizo sentir a flor de piel, cantando con los ojos cerrados y la mirada vidriosa"

Tras un breve descanso, la velada continuó con una selección del original Des Knaben Wunderborn (El cuerno mágico de juventud) de Mahler, unas canciones de gran intensidad, que, fieles a los intereses folclóricos del compositor, se inspiran en ritmos como el länder, de cadencia ternaria, o en danzas populares como la bourrée francesa. Asimismo, Mahler también introduce el carácter popular en estos Lieder con una musicalidad vocal que imita la declamación de los rapsodas y, por momentos, recuerda la técnica del Sprechgesang que popularizó Arnold Schönberg a principios del siglo XX. Röschmann, que ya interpretó este ciclo de Mahler en el Auditori de Barcelona, disfrutó con los saltos bruscos de la línea melódica y se entregó a la teatralidad del texto, hasta el punto extremo de conseguir las sonrisas del público con su imitación sarcástica de los sonidos naturales de «Lob des hohen Verstands». La soprano, que empezó su carrera sobre los escenarios cantando personajes operísticos del dúctil repertorio mozartiano, ha perdido con el tiempo atractivo y delicadeza en el timbre, pero, sin embargo, ha sumado un caudal vocal opulento y suntuoso, que deslumbra sin desbocarse.

Finalmente, Röschmann y Rieger culminaron el concierto con una impresionante interpretación de los Wesendonck-Lieder de Richard Wagner, emocionando tanto en los momentos cúspide de más intensidad, que recuerdan los clímax operísticos de Tristan und Isolde Lohengrin, como también en las oleadas descendientes que, con unos pianissimi suspendidos, enmudecieron la iglesia.  * Aniol COSTA-PAU, crítico de ÓPERA ACTUAL