Doble sentimentalismo tardorromántico

Palermo

30 / 05 / 2023 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 3 min

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Palermo Onegin Una escena de 'Ovgeni Onegin' en Palermo © Teatro Massimo / Rosellina GARBO
Palermo Onegin Una escena de 'Ovgeni Onegin' en Palermo © Teatro Massimo / Rosellina GARBO
Palermo Onegin Una escena de 'Ovgeni Onegin' en Palermo © Teatro Massimo / Rosellina GARBO

Teatro Massimo

Chaikovsky: EVGENI ONEGIN

Artur Rucinski / Nikolai Zemlianskikh, Carmen Giannattasio / Natalia Tanasii, Saimir Pirgu / Pavel Petrov, Giorgi Manoshvili, Margarita Nekrasova, Viktoria Karkacheva, Helene Schneiderman, James Kryshak. Dirección musical: Omer Meir Welber. Dirección de escena: Julien Chavaz. 23 y 24 de mayo de 2023.

Omer Meir Wellber, director musical del teatro palermitano, ofreció una interpretación personal e interesante de Evgeni Onegin orientando su atención no solo hacia el fascinante sentimentalismo tardorromántico de la música de Chaikovsky, sino también a la vertiente más prosaica de la trama con el subrayado de las sonoridades orquestales robustas y ásperas, proyectando una luz negativa sobre esa sociedad de terratenientes que vivían de rentas a costa de sus siervos, llevando una vida insulsa tanto en el comportamiento como en los sentimientos. Probablemente, ello no se halle en la música de Chaikovsky, pero por una vez ha resultado interesante mostrar la otra cara de este argumento.

La producción escénica procedente del teatro de Magdeburgo llevaba la firma de Julien Chavaz y se adaptaba perfectamente a la lectura de Wellber. El vestuario de la década de 1960 y la escena prácticamente vacía no hacían concesión alguna al placer de la vista y la interpretación se inclinaba más hacia los aspectos menos románticos y más desagradables de la narración.

"Artur Rucinski hizo alarde de una gran riqueza de matices con un Onegin decididamente antipático, cuya insensibilidad se traslucía claramente en sus actitudes de 'dandy'"

El punto fuerte indiscutible de esta edición residía en la compañía de canto y los dos repartos se integraron de manera total en la lectura de Wellber. En el primero de ellos, Artur Rucinski hizo alarde de una gran riqueza de matices con un Onegin decididamente antipático, cuya insensibilidad se traslucía claramente en sus actitudes de dandy. En el segundo, el muy joven Nikolai Zemlianskikh ofreció por su parte una visión menos negativa del protagonista. La primera Tatiana, Carmen Giannattasio evidenció su formación italiana con un canto vibrante y apasionado, mientras que Natalia Tanasii profundizaba en la psicología del personaje con un canto más sutil en las inflexiones en la gran escena de la carta, aunque pareció algo menos eficaz en los momentos de exacerbado dramatismo. Ambas interpretaciones, sin embargo, resultaron igualmente apreciables.

Con una voz que se encuentra en plena madurez, timbrada y homogénea, Saimir Pirgu fue un magnífico Lenski, alternando con un más pálido Pavel Petrov de voz un tanto escasa para las dimensiones del Teatro Massimo, aunque se hizo apreciar por sus medias voces en la soñadora aria de Lenski que precede al duelo.

Los demás papeles tuvieron a un solo intérprete en ambas funciones. El Príncipe Gremin era Giorgi Manoshvili, hoy día ya más una realidad que una promesa y uno de los mejores bajos de la actual generación por perfección en la línea de canto y belleza de timbre. Margarita Nekrasova consiguió dibujar un inolvidable retrato de Filipievna y no desentonaron Heene Schneiderman (Larina), Viktoria Karkaceva (Olga) y James Kryshak (Monsieur Trinquet).  * Mauro MARIANI, corresponsal en Italia de ÓPERA ACTUAL