CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Doble ración de opereta en el Festival della Valle d’Itria
Martina Franca
Festival della Valle d’Itria
Pietro Auletta: L’ORAZIO
Shira Patchornik, Valeria La Grotta, Martina Licari, Natalia Kawatek, Camilo Delgado Díaz, Matteo Loi. Dirección musical: Federico Maria Sardelli. Dirección de escena: Jean Renshaw. Teatro Verdi, 25 de julio 2023.
Festival della Valle d’Itria
Carlo Lombardo: IL PAESE DEI CAMPANELLI
Maritina Tampakopoulos, Francesca Sassu, Silvia Regazzo, Norman Reinhardt, Matteo Macchioni, Federico Vazzola, Stefano Bresciani, Fabio Rossini, Pasquale Buonarota, Graziano de Pace. Dirección musical: Fabio Luisi. Dirección de escena: Alessandro Talevi. Palazzo Ducale, 26 de julio 2023.
Esta 49ª edición del Festival della Valle d’Itria (Italia), bajo la dirección artística de Sebastian F. Schwarz y la presidencia de Michele Punzi, que hereda de su tío Franco, histórico fundador del festival cuya muerte acaeció el pasado mes de febrero, reivindica desde su creación géneros como la opereta y el género bufo. El primero de ellos regresó al patio del Palazzo Ducale (en el cual, en 1996, se ofreció La Grande-Duchesse de Gèrolstein de Offenbach con Lucia Valentini-Terrani poco antes de su muerte) con Il Paese dei Campanelli, que cumple cien años; estrenada en Milán en noviembre de 1923, constituyó un éxito sin precedentes para ese genio que fue Carlo Lombardo, hombre de teatro, empresario, director de orquesta, compositor y libretista, considerado el padre de la opereta italiana junto a Virgilio Ranzato, concertino de La Scala bajo la dirección de Toscanini y coautor de la música. La obra nunca salió del repertorio, estrenándose en España, en el Liceu barcelonés, en la primavera de 1963.
Fuera de Italia choca la existencia de un género como la opereta italiana: esta representa un puente entre su origen vienés (en este caso, la música de Ranzato recuerda la elegancia e inspiración de Lehar), y, como la zarzuela, incluyó ritmos desenfadados (los compuestos por Lombardo, el fox a la Luna y la javanesa, entre otros). El argumento también resulta sicalíptico ya que unas campanillas que resguardan el honor y la castidad, no dejan de tocar señalando las infidelidades que se suceden en la trama.
La puesta en escena de Alessandro Talevi dejó de lado la fábula erótica y toda la parafernalia del pueblecito holandés en el que se ambienta, limitándose a un decorado único de estilo colonial y apartándose de la dramaturgia original. Eso sin tener experiencia en el género y sin una dirección de actores suficiente representó un evidente problema. La dirección de Fabio Luisi, con la orquesta y coro del Teatro Petruzzelli de Bari, pareció algo over size, ya que esta música no es de Mahler ni tampoco El caballero de la rosa.
El reparto hizo lo que podía, resultando la mejor del cast la soprano Francesca Sassu en el rol de Nela y el menos adecuado el tenor estadounidense Norman Reinhardt, el capitán ingles Hans. Se tiró la casa por la ventana con el decorado de Anna Bonomelli y también con el vestuario, procedente de la película El aviador de Martin Scorsese. La obra, finalmente, obtuvo el éxito de público, ya que esta opereta es inoxidable.
Un día antes se representó L’Orazio de Pietro Auletta, discípulo de Nicola Porpora, una ópera bufa que se estrenó en Nápoles, en el Teatro Nuovo de Via Toledo, en 1737. La obra presenta los típicos enredos meta teatrales: el argumento refleja líos, también amorosos, entre empresario, compositor y varias prima donne. La música anticipa por momentos el genio mozartiano, si bien está aún anclada en las convenciones dieciochescas. Ofrecida por primera vez en tiempos modernos en el restaurado y diminuto Teatro Verdi, con una puesta en escena casi inexistente y vestuario moderno (regia de Jean Renshaw, decorado de Lisa Moro) contó con la dirección de Federico Maria Sardelli, conocedor indiscutible del estilo, consiguiendo con su trabajo el punto más alto de la propuesta gracias a la buena ejecución de la Orchestra Barocca Modo Antiquo.
El reparto, encabezado por el Orazio en travesti de la soprano Shira Patchernik, estaba compuesto por miembros de la academia de canto de Martina Franca como Valeria La Grotta (Giacomina), Martina Licari (Elisa), Natalia Kawalek (Lauretta), el tenor colombiano Camilo Delgado Diaz (Empresario) y el barítono Matteo Loi (El maestro de canto), todos ellos muy bien preparados e integrados en el espectáculo. * Andrea MERLI, corresponsal en Italia de ÓPERA ACTUAL
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