CRÍTICAS
NACIONAL
Cuando el gesto es la verdad
Sabadell
Fundació Òpera Catalunya
Puccini: MADAMA BUTTERFLY
Nueva producción
Tina Gorina, Enrique Ferrer, Manel Esteve, Anna Tobella, Jorge Juan Morata, Joan García Gomà, Juan Carlos Esteve, Laura Obradors. Dirección musical: Sergi Roca Bru. Dirección de escena: Carles Ortiz. Teatre La Faràndula, 19 de febrero 2023.
Hacer descubrir la ópera es importante. Redescubrirla podría serlo incluso más. Ambas cosas las ha hecho la Fundació Ópera Catalunya, que recibe el legado de la Associació d’Amics de l’Òpera de Sabadell con una trayectoria de cuarenta años de amor por el género, desde la Butterfly de sus inicios hasta esta japonerie de hogaño. Ni la música de Puccini ni el libreto de Illica y Giacosa necesitan bombas de Hiroshima ni exabruptos escénicos para emocionar al público, y esto lo ha entendido muy bien el director de escena Carles Ortiz en uno de sus mejores trabajos al optar por la claridad expositiva, el gusto por el detalle y la gestualidad pertinente de todos los miembros del reparto.
Tras un primer acto un tanto embarullado, aunque no pareció mal la intervención de la marinería en los servicios de suministro, la acción se relajó en los dos siguientes, siempre con respeto a las acotaciones del libreto —aquí las órdenes se acataban y no se ignoraban como en una reciente experiencia liceísta— y el fervor interpretativo de los actores hizo el resto ante el tan sencillo como elegante decorado de Jordi Galobart. Intimismo y eficacia dramatúrgica marcaron una línea a seguir que no se precipitó en ningún momento.
Sergi Roca Bru, desde el podio, optó siempre por un tempo de máxima expansión lírica y tanto una orquesta en buena forma como un coro que —esta vez sí— cantó realmente a bocca chiusa el interno del segundo acto prepararon el lecho perfecto para unos solistas de canto que literalmente bordaron sus papeles.
Tina Gorina tuvo el acierto de evitar la exageración en las niñerías del primer acto y de los excesos dramáticos del segundo, a favor de una línea siempre pulcra y contenida que quizá en un ámbito más vasto no hubiera funcionado, pero que aquí sí lo hizo sin problemas. Enrique Ferrer siguió ofreciendo su squillo habitual aún con algún exceso glótico y Manel Esteve, en el claudicante y envejecido Sharpless que dibujó, mereció sobradamente la ovación que acogió su presencia ante las candilejas al término del espectáculo. Jorge Juan Morata fue un expresivo Goro y Anna Tobella se lució como una magistral Suzuki; ambos presidieron un conjunto de partes di fianco que no tuvo nada que reprocharse.
El entusiasmo del público al término de la representación no podía estar más justificado. * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL
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