CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Desnudez, sexo y un 'ensemble' de ensueño para 'Così'
Múnich
Bayerische Staatsoper
Mozart: COSÌ FAN TUTTE
Nueva producción
Louise Adler, Avery Amereau, Konstantin Krimmel, Sebastian Kohlhepp, Sandrine Piau, Christian Gerhaher. Dirección de escena: Benedict Andrews. Dirección musical: Vladimir Jurowsky. 30 de octubre de 2022.
Con Mozart ha arrancado una nueva temporada de estrenos en la Bayerische Staatsoper. El director titular Vladimir Jurowski ha unido esfuerzos con el regista australiano Benedict Andrews para producir una nueva versión de Così fan tutte, la perla buffa más problemática del repertorio mozartiano.
Problemática por descaradamente misógina, claro está. El dramma giocoso de Lorenzo da Ponte suele compararse con obras del talante de Les liaisons dangereuses, título clave de la literatura erótica dieciochesca, destacando así su exploración del sexo, el amor y el deseo en términos absolutos. Esto, sin embargo, no debe desviar la atención del hecho que Così sea, desde el mismo título, un alegato machista de categoría. La primera pregunta que hay que hacerle a la puesta en escena de Andrews –quien concibe la ópera, efectivamente, como una compleja exploración del deseo– es dónde queda el gesto crítico; un gesto crítico que parece ser, hoy en día, inevitable.
Y es que la atrevida mirada de Andrews ha puesto mucha carne y mucha provocación en escena, pero peligrosamente poca denuncia explícita de absolutamente nada. El nuevo Così muniqués es la rendición de un sueño húmedo de macho heterosexual, con unos adolescentes Ferrando y Guglielmo obsesionados con el sexo y falsamente interesados en la fidelidad, que solo les interesa en cuanto alimento de sus fantasías eróticas. Por no hablar de Dorabella y Fiordiligi, inconscientes de su condición de objeto y completamente infantilizadas. Violencia, voyerismo, BDSM, afirmación de los roles de género tradicionales… Todo invita a leer la propuesta de Andrews como una porno. Cabe preguntarse si esa escenificación no será irónica, si la crítica punzante no residirá precisamente en el hecho de escenificar la película porno que es de hecho Così fan tutte. Aquí falla, sin embargo, la actitud de Andrews y su equipo al respeto. Su insistencia en un discurso intelectualoide alrededor del amor y del sexo, blanqueados y concebidos de forma generalista, los acerca más bien al cinismo característico de la pornografía más mainstream.
El casting infalible de la Bayerische Staatsoper llegó, como siempre, para salvar una velada por lo demás satisfactoria a nivel visual. Cuatro horas dura la versión sin cortes que propone Jurowsky. Todo un tour de force para el sexteto protagonista, capitaneado por un sólido Christian Gerhaher en el papel de Don Alfonso. Como suele suceder en el coliseo bávaro, el conjunto de voces fue lo más excelente, sin desmerecer las aportaciones individuales. La contralto americana Avery Amereau, de timbre denso y oscuro, brilló especialmente en los maravillosos «Prenderò quel brunettino» y «Il cuore vi dono». El especialista en Lied Konstantin Krimmel estuvo deslumbrante a lo largo del segundo acto, donde se le acumulan las arias a su personaje, exhibiendo la precisión que le caracteriza sin ceder en volumen en ningún momento. Hasta la soprano Sandrine Piau, aunque en general un poco tímida, produjo una Despina de nota, clara y pausada en su archiconocida «Una donna a quindici anni».
A todo esto, hay que mencionar la dirección equilibrada y detallista de Jurowsky, que solo le hace bien a un conjunto de la exquisita profesionalidad de la Bayerische Staatsorchester. Mención especial a los miembros del continuo, pródigos en improvisación e imprescindibles en su función de estandartes instrumentales de la opera buffa. * Lluc SOLÉS, corresponsal en Múnich de ÓPERA ACTUAL
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