CRÍTICAS
NACIONAL
Jorge de León encabeza un elenco 'verista' extraordinario
Bilbao
ABAO Bilbao Opera
Mascagni: CAVALLERIA RUSTICANA / Leoncavallo: PAGLIACCI
Jorge de León, Ekaterina Semenchuk, Ambrogio Maestri, Rocío Ignacio, Carlos Daza, Belén Elvira, Elena Zilio, Mikeldi Atxalandabaso, Gexan Etxabe. Dirección musical: Daniel Oren. Dirección de escena: Joan Anton Rechi. Palacio Euskalduna, 20 de noviembre de 2021.
ABAO Bilbao Opera sacó de su fondo del armario la producción que estrenó en 2015 de este dúo de joyas veristas, las populares Cavalleria rusticana y Pagliacci. Como se destacó entonces, se trata de un montaje sobrio, bien expuesto teatralmente y que llega directo al público, pues lo que se ve es el espacio en el que muy bien habrían podido suceder las tragedias que narran las óperas de Mascagni y Leoncavallo, un mundo pobre, casi mísero, de la Sicilia de comienzos del siglo XX o del Sur continental de Italia. Es la plaza del pueblo, frente a la Iglesia, junto a la taberna: allí se expondrán los celos, el antiguo sentido del honor, la seguridad que da llevar navaja para enfrentarse, retar y dar fin a todo.
Si la escena era adecuada, la iluminación que firma Alberto Rodríguez, en cambio, no ayudó como podría haberlo hecho, aunque se ajusta a las fechas y a los horarios (es curioso, se saben –desde el libretto– las horas a las que sucedían los hechos de tanto la una como de la otra obra) y brinda el adecuado toque de color y vida. Tampoco el vestuario de Mercè Paloma estuvo al nivel que podía estar, muy singularmente en la segunda obra, en la que no hay visible diferenciación de los personajes cuando encarnan a los protagonistas de la commedia dell’arte o cuando viven su propia tragedia. Esto no obsta para señalar, o mejor, repetir, que toda la puesta en escena, económica y funcional, es muy válida y aprovechable. En esta reposición, que firmaba Albert Estany, se ha logrado agilizar el movimiento de los coros y de los figurantes a dar toda la creatividad que la escena exigía.
Pero viene –antes o luego– la música. Todo un gran éxito: ¡cómo suena de bien la Euskadiko Orkestra cuando toca con ganas! Esta vez se vio empapada de la dirección, vivaz, precisa y meticulosa de Daniel Oren, quien debutó en la plaza causando impacto. Y en cuanto a los cantantes… Jorge de León ya anunció en una simpática entrevista la víspera de la función que suprimía agudos que no fueran de la mano del compositor y que no habría bises, que, comentaba, interrumpen el discurso musical; es que le habrían pedido varios por sus impecables e impatantes Turiddu y Canio. Ambrogio Maestri, espléndido como cantante y como actor, se ganó el aplauso como Alfio y en el prólogo de Pagliacci. Ekaterina Semenchuk, otra debutante en la plaza, salió por la puerta grande con orejas y rabo, mientras que Rocío Ignacio, de preciosa y potente voz, provocó incluso escalofrío en su Nedda. Carlos Daza cantó sus amores con una expresión y una finura inmejorables. Mikeldi Atxalandabaso fue un solvente Beppe y Belén Elvira, Elena Zilio y Gexan Etxabe estuvieron perfectos en sus papeles.
Magnífico el Coro de la Ópera de Bilbao, que hace tiempo que maravilla y nunca defrauda, pero al hilo de este punto, melómanos y críticos olvidan que detrás de estos logros hay personas que pocas veces aparecen en la prensa, como Boris Dujin, maestro de maestros corales, que a lo largo de una década ha ido construyendo este fruto goloso y maduro que es el Coro abaísta, así como Miguel N’Dong e Itziar Barredo, maestros repetidores, y esta última, además, jefa de regiduría. Ellos merecen también su cuota de los sonoros aplausos con los que un público encandilado premió a los artistas a la caída del telón. * José Miguel BALZOLA, crítico en Bilbao de ÓPERA ACTUAL
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