CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Caluroso estreno absoluto sobre el poder romano
Roma
Teatro dell'Opera di Roma
Giorgio Battistelli: JULIUS CAESAR
Estreno absoluto
Clive Bayley, Ruxandra Donose, Elliot Madore, Dominic Sedgwick, Julian Hubbard, Michael J. Scott, Alessio Verna. Dirección musical: Daniele Gatti. Dirección de escena: Robert Carsen. 20 de noviembre de 2021.
En la programación, muy conservadora, de los teatros italianos son raros los estrenos absolutos y cuando se dan se trata casi siempre de de óperas de cámara. Parecía, por tanto, una opción muy valiente lo que en otras partes es normal, como lo fue encargar a Giorgio Battistelli por parte del Teatro dell’Opera de Roma una ópera de grandes proporciones, por el número de protagonistas y las dimensiones de orquesta y coro, inspirada en el Julius Caesar de Shakespeare. Escribió el texto, en inglés, con breves fragmentos en latín, el dramaturgo Ian Burton, que abrevió y sintetizó el original, reduciendo al máximo la violencia del sangriento drama aunque, obviamente, sin eliminar el asesinato de César y los suicidios de Bruto y Casio.
El argumento de esta ópera, en todo caso, radica en la psicología del poder o, mejor, de los poderosos, aspecto que aun hoy día nada ha variado respecto a los tiempos de César o de Shakespeare. Pero sería reductivo y simplista, además de erróneo, relacionar esta ópera con la actualidad, ya que César, Antonio, Bruto o Casio no pueden equipararse a los mediocres personajes de la política de la actualidad, sino que representan símbolos de la eterna lucha por el poder en la que los nobles ideales coexisten con la ambición. Hay también en esta ópera un quinto personaje, que es el pueblo, que en pocos momentos puede cambiar totalmente de opinión dejándose convencer fácilmente por los discursos engañosos de los políticos. Han transcurrido más de 2.000 años pero la situación es la misma.
La música de Battistelli es en su mayor parte densa y oscura. Su carácter viene determinado sobre todo por la orquesta, que tan pronto recuerda al Wagner de El crepúsculo de los dioses como se identifica de manera inequívoca con la del siglo veinte: desquiciada, áspera y cortante. Bajo la batuta atenta y vigorosa de Daniele Gatti la orquesta de la Ópera de Roma se mostró precisa aun en los pasajes más intrincados, sin conocer en ningún momento bajadas de tensión a lo largo de las más de dos horas de duración de la obra.
A los cantantes no se les exigen inflexiones exteriormente dramáticas sino una declamación ardua y fatigosa que profundiza en el interior del alma de los protagonistas. Muy bien los 13 intérpretes, entre los que merecen destacarse, junto al protagonista Clive Bayley, a Elliot Madore (Brutus), Dominic Sedgwick (Antony), Julian Hubbard (Cassius), Michael J. Scott (Casca), Alessio Verna (Plebeyo) y Ruxandra Donose, la única mujer en el breve pero bellísimo papel de Calpurnia, la última mujer de César.
El mayor mérito de la dirección escénica de Robert Carsen ha sido el de respetar lo esencial de esta tragedia, con una narración sobria y seca a la vez que intensa y dramática, sin pretender hacer cosas originales a cualquier precio, aunque sí trasladar la acción a la época actual, un recurso hoy normal cuando no trivial. Los aplausos fueron tan calurosos como prolongados, cosa que raramente sucede en una ópera contemporánea, al memos en Italia. * Mauro MARIANI, crítico en Roma de ÓPERA ACTUAL
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