Carmen Solís y Cio-Cio San, triunfo del sufrimiento

Sevilla

13 / 10 / 2021 - Juan José ROLDÁN - Tiempo de lectura: 3 min

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Carmen Solís como protagonista del reparto alternativo de 'Madama Butterfly' © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO

Teatro de La Maestranza

Puccini: MADAMA BUTTERFLY

Reparto alternativo

Carmen Solís, Enrique Ferrer, Cristina Faus y Gerardo Bullón. Dirección musical: Alain Guingal. Dirección de escena: Joan Anton Rechi. 7 de octubre de 2021.
Liberados y aliviados de atender a la propuesta escénica de Joan Anton Rechi y sus múltiples ocurrencias, mejor centrarse fundamentalmente en el rendimiento de los cuatro protagonistas de un segundo reparto motivado por el hecho de que su segunda y tercera funciones se han programado juntas y no porque se alcanzara el deseable aumento de representaciones que un teatro como el Maestranza merece. Esa abstracción resultó tan estimulante como la grata emoción que suscitó el relieve que otorgaron sus protagonistas al drama sentimental de la joven Cio-Cio San. Aunque Alain Guingal volvió a eclipsar las voces desde un principio, se notó que en más de un pasaje logró amortiguar tal efecto y plegarse mejor a las exigencias vocales, del mismo modo que se atisbó un mayor recreo en la voluptuosidad, la sensualidad y, de nuevo, el sentimentalismo de la excelsa partitura. De esta forma se consiguió sintonizar mejor con la mágica entrada de la protagonista en escena, acompañada de un coro de voces femeninas que rindieron al idéntico buen nivel que ya se mostró el día del estreno.
"Ese abanico de emociones le permitió abordar el personaje en el más amplio rango de su tesitura, como soprano considerablemente ligera en sus primeras apariciones, más carnosa y lírica a partir del dúo romántico, y definitivamente dramática en el final"
Carmen Solís convenció aclimatándose al personaje tal como lo entiende y concibe una gran parte de la afición, mostrándose ingenua y apocada en el primer acto y progresivamente desilusionada en el segundo, conforme va perdiendo esa característica ingenuidad, hasta converger en el drama emocional que la lleva al trágico final reservado a la mayoría de las mujeres en estos títulos insalvables que continúan imponiéndose en el repertorio lírico internacional. Ese abanico de emociones le permitió abordar el personaje en el más amplio rango de su tesitura, como soprano considerablemente ligera en sus primeras apariciones, más carnosa y lírica a partir del dúo romántico, y definitivamente dramática en el final, caracterizado por estremecedores ataques sul fiato al agudo y conmovedoras exclamaciones. Si no fuera porque en las zonas más graves su voz a veces se perdía, se diría que el suyo fue un rendimiento ejemplar, con una preciosa voz modulada con amplio sentido de la emoción y el sentimiento, agudos poderosos y un trabajo escénico equilibrado.

También el tenor madrileño Enrique Ferrer tuvo el acierto de manejar a Pinkerton con indudable sentimiento en su voz, bordando sus solos del primer acto e impregnando de emoción sus dúos con Sharpless y Butterfly, especialmente en este caso en un dúo de amor convincente y marcado en su recta final por esa pasión carnal que justifica el superficial interés del teniente por la joven geisha. Ferrer comenzó acusando algo de exceso de vibrato, pero rápidamente se acomodó al papel y ofreció una voz de sobrada proyección y muy buen gusto, pero fue el sentimiento que acompañó a sus partes en esta melodiosa partitura lo que marcó su distinción. También en este sentido triunfó Gerardo Bullón, con voz segura e imponente, de línea homogénea y graves bien colocados, que captó a la perfección la humanidad de su Sharpless, siendo capaz de transmitirla tanto a nivel musical como estrictamente dramático.

Cristina Faus, a quien siempre se ha disfrutado en este teatro en títulos zarzuelísticos y hace apenas unos meses en la Novena de Beethoven, se esmeró menos a nivel expresivo, pero logró con una voz algo pequeña pero sedosa y bastante carnosa, convencer también en su delicado papel de Suzuki, logrando también esa necesaria química entre las dos protagonistas femeninas, especialmente en el celebrado dúo de las flores. El público ovacionó entusiasmado tanto el icónico «Un bel dì vedremo» de Butterfly como el final, y Solís se mostró considerablemente emocionada.  * Juan José ROLDÁN, crítico en Sevilla de ÓPERA ACTUAL