Brillante 'Falstaff' en las manos de Noseda y Terfel

Zúrich

08 / 07 / 2022 - Albert GARRIGA - Tiempo de lectura: 4 min

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Opernhaus Zürich - Falstaff - 2015 Una escena del 'Fasltaff' de Sven-Eric Bechtolf © Opernhaus Zürich / Judith SCHLOSSER
Opernhaus Zürich - Falstaff - 2015 Bryn Terfel com Falstaff © Opernhaus Zürich / Judith SCHLOSSER
Opernhaus Zürich - Falstaff - 2015 Una escena del 'Fasltaff' de Sven-Eric Bechtolf © Opernhaus Zürich / Judith SCHLOSSER

Opernhaus Zürich

Verdi: FALSTAFF

Irina Lungu, Sandra Hamaoui, Marianna Pizzolato, Niamh O’Sullivan, Bryn Terfel, Konstantin Shushakov, Cyrille Dubois, Iain Milne, Nathan Haller, Brent Michael Smith. Dirección musical: Gianandrea Noseda. Dirección de escena: Sven-Eric Bechtolf. 5 de julio de 2022.

Zúrich repuso la magnífica producción de Falstaff de 2011 firmada por Sven-Eric Bechtolf con los máximos alicientes de ver y escuchar a Bryn Terfel, en su rol más icónico, y a Gianandrea Noseda ante la que es hoy su orquesta. A Terfel en este papel, que debutó en 1992, parece que no le pasen los años. Cierto que la voz no tiene la misma frescura, pero su capacidad teatral y de mimetizarse en el descarado noble gordinflón, además, claro está, de su veteranía, le hacen aún hoy el Falstaff de referencia. Quizá en “L’Onore! Ladri!” se percibió algún sonido engolado, además de pecar por declamación en detrimento de un canto más depurado. Pero eso solo fue al inicio; el Falstaff de Terfel crece con cada compás y atrapa, configurando un “Ehi! Tavernieri… Mondo landro” en un maravilloso lamento. Y arrastra a todos en su buen hacer, consiguiendo momentos de conjunto excelsos, culminando con la magistral fuga “Tutto nel mondo è burla”.

"Noseda perfiló uno de los mejores trabajos que se le recuerdan en Zúrich. Una dirección muy cuidada, atenta al juego de dinámicas, a los conjuntos, a sus engranajes, a los soliloquio"

Noseda perfiló uno de los mejores trabajos que se le recuerdan en Zúrich con una dirección muy cuidada, atenta al juego de dinámicas, a los conjuntos, a sus engranajes, a los soliloquios. Todo en su lugar, a su tiempo y en una labor de conjunto formidable. El maestro italiano dirige a Verdi formidablemente y se siente como pez en el agua, incluso en una reposición, donde los ensayos suelen ser relativos. Del resto del reparto, casi todos debutaban en el rol, y lo hicieron magníficamente.

Quizá la intérprete más destacada después de Terfel, fuera la Mrs Quickly de Marianna Pizzolato luciendo un timbre homogéneo y penetrante, con una capacidad escénica formidable. Muy dulce y cuidada resultó la Nanneta de Sandra Hamaoui, que ya gustó mucho como Constance en las Carmélites de este año; hizo suyo un rol que demanda delicadeza y sensibilidad y demostró sus dotes en su página del tercer acto. Igualmente, el francés Cyrille Dubois se perfiló como un excelente Fenton, que hizo brillar especialmente en “Dal labbro il canto estasiato vola”. Por su parte, Irina Lungu fue una convincentemente notable Alice Ford, aunque con algún problema de afinación y registro agudo demasiado abierto, pero exhibiendo un maravilloso fraseo. Ford recayó en un algo irregular Konstantin Shushakov que no anduvo demasiado inspirado en su página “E’ sogno o realtà?”, aunque ganas y arrojo teatral no le faltaron. De los comprimarios, cabe resaltar especialmente al bajo norteamericano Brent Michael Smith como Pistola, con un instrumento sobrado de medios, proyección excelente y juego teatral encomiable.

La producción de Bechtolf se centra en la farsa y la burla para dibujar su relato. El escenario muestra el contorno de una habitación blanca, y se parece a un granero, con mobiliario mínimo. El vestuario no solo juega con el color, sino también se integra como elemento central de la interpretación escénica. El fastuoso jubón de Falstaff y los dignos vestidos inspirados en la moda de los años 30 del pueblo de Windsor representan no solo dos épocas, sino dos formas de vida, la rigidez burguesa y la sensualidad dionisíaca. Pero estas formas de vida no son impermeables entre sí; más bien, Bechtolf quiere mostrar cómo Falstaff va infectando poco a poco su entorno burgués, cómo libera fuerzas vitales elementales tras las fachadas puritanas.  * Albert GARRIGA, corresponsal en Zúrich de ÓPERA ACTUAL