Boesch y Martineau, Schubert entre Arrayanes

Granada

23 / 06 / 2021 - Alejandro FERNÁNDEZ - Tiempo de lectura: 4 min

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boesch granada / operaactual.com Florian Boesch y Malcom Martineau, en el Patio de los Arrayanes © Festival de Granada / Fermín RODRÍGUEZ
boesch granada / operaactual.com Florian Boesch y Malcom Martineau, en el Patio de los Arrayanes © Festival de Granada / Fermín RODRÍGUEZ

Festival Internacional de Música y Danza de Granada

Recital de FLORIAN BOESCH

Schwanengesang (Canto del cisne) de Schubert. Malcom Martineau, piano. Patio de los Arrayanes, 20 de junio de 2021.

La programación del Festival Internacional de Música y Danza de Granada reserva para esta última edición tres citas importantes con el Lied y Schubert como protagonista. El Patio de los Arrayanes es el escenario elegido para estos recitales inaugurado en la noche del pasado día 20 con la presencia del barítono austríaco Florian Boesch junto a la necesaria complicidad del piano de Malcolm Martineau.

El ciclo de canciones que atesora Schwanengesang no presumen de la unidad formal, dramática y literaria de ciclos anteriores como, La bella molinera o el Viaje de invierno. El Canto del cisne responde al interés por llevar a la imprenta un repertorio de canciones inéditas publicadas a modo de tributo póstumo por el impresor vienés Tobias Haslinger sobre la base de dos trabajos en origen independientes y no culminados. Fue Haslinger quien dio título al ciclo e incluso incluyó un último Lied de lo que podría ser el comienzo de un nuevo trabajo tampoco culminado por Schubert que promocionó como la última canción del genio de Schubert. De hecho, el Canto del cisne recoge dos grupos de canciones de dos poetas como L. Rellstab y H. Heine que con toda probabilidad fueron pensadas como ciclos independientes. Boesch no incluyó este último Lied conclusivo –«Der Doppelgänger»– dentro del programa oficial, pero lo interpretaría como propina.

"Aunque en lo vocal la lectura de Boesch navegó entre la intención y la realidad no es menos cierto que el barítono realizó grandes esfuerzos en lo interpretativo haciendo uso de una gestualidad que acerca al oyente las líneas argumentales de las canciones"

Boesch se hizo acompañar en el piano por uno de los grandes especialistas del repertorio para voz y piano, Malcolm Martineau. Un intérprete que tiene muy claro la importancia del plano musical y textual y que recita al teclado las palabras, lo que deja en entredicho la técnica que pasa a un segundo lugar para plegar su interés en reforzar la interpretación del solista. En el Schwanengesang Schubert crea espacios personales también para el teclado al que confía introducciones y pasajes a solo que enfatizan aún más si cabe la fuerza dramática de los poemas.

En lo formal Boesch realizó una partición del ciclo basada en la autoría de los poemas, excusa que utilizó para realizar una pausa entre los Lieder de Rellstab y Heine y la mencionada propina del decimocuarto Lied. Aunque en lo vocal la lectura de Boesch navegó entre la intención y la realidad no es menos cierto que el barítono realizó grandes esfuerzos en lo interpretativo haciendo uso de una gestualidad que acercaba al oyente a las líneas argumentales de las canciones sin desvirtuar el tono dramático que guarda esta colección en la que el amor, la amistad o la soledad, que aun distando de la unidad de los ciclos señalados, precisan un cambio de ánimo y recursos por parte del intérprete. Y es precisamente en este punto donde volcaba sus intenciones. Boesch graduó con frescura y cercanía el color del instrumento o la importancia que depositaba en la expresión sin abusar de lo actoral y al que pareció que aún le resta pulir un grado más la emisión.  * Alejandro FERNÁNDEZ, corresponsal en Granada de ÓPERA ACTUAL