CRÍTICAS
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Bernàcer e Iniesta encandilan con una ‘Lucia’ esencial
Macerata
Macerata Opera Festival
Donizetti: LUCIA DI LAMMERMOOR
Nueva producción
Ruth Iniesta, Natalia Gavrilan, Dmitry Korchak, Davide Luciano, Mirco Palazzi, Paolo Antognetti, Gianluca Sorrentino. Dirección musical: Jordi Bernàcer. Dirección de escena: Jean-Louis Grinda. 14 de agosto de 2023.
Jordi Bernàcer logró domar la difícil acústica de la gran arena del Sferisterio y poner de relieve esos delicados colores orquestales que a menudo pasan desapercibidos incluso en las ejecuciones a puerta cerrada: por ejemplo, el lejano y oscuro rodillo de los tímpanos que abre la ópera, el arpa que introduce el primer aria de Lucia y luego el clarinete que en ese mismo aria dialoga con la protagonista y sobre todo el sonido arcano de la armónica de cristal (o glassarmonica) que en las intenciones de Donizetti debía acompañar la escena de la locura, pero que en el uso corriente es reemplazada por la flauta. El director destacó así las atmósferas nocturnas y fuertemente impregnadas de romanticismo de Lucia de Lammermoor, y valorizó sus momentos más dramáticos, pero sin forzar nunca la dinámica de la orquesta de Donizetti, que sigue siendo una orquesta de principios del siglo XIX y no tiene la irrupción que solo unos años después tendrá la de Verdi.
Sin duda, el éxito de esta edición fue gracias también a un elenco de canto elegido con mucha atención: no fue casualidad que todos los protagonistas fueron y siguen siendo especialistas del período del bel canto o incluso del período anterior y que poco a poco llegaron a Donizetti, en vez de comenzar por Verdi para luego retroceder a Donizetti y arriesgarse así a cantarlo con vocalidad y expresividad más adecuadas para una época posterior.
Con timbre purísimo, agilidad perfecta, entonación impecable y agudeza cristalina, Ruth Iniesta fue una Lucia delicada y soñadora: memorable el dúo romántico de amor con Edgardo y sobre todo la gran escena de la locura, cuando el virtuosismo (también el extremo de la gran cadencia, escrita a finales del siglo XIX para la gran Nellie Melba) ya no es solo un adorno y se convierte en expresión de una mente perturbada.
La voz de Dmitry Korchak ha adquirido con los años un sello más marrón y más vigor, conservando la agilidad del tenor rossiniano, por lo que es perfecta para Donizetti. Fue de vez en cuando enamorado, apasionado e incluso violento, pero nunca olvidó su estilo. Particularmente emocionante fue la sublime escena final, perturbada solo por un breve momento en el que quiso forzar al punto que luego llegó fatigado a terminar la frase: pero, fue solo un breve momento. Davide Luciano tiene voz muy bien configurada, hermoso timbre y excelente técnica, logrando así expresar con el hermoso canto la maldad de Enrico. Bien también Mirco Palazzi (Raimondo) y Paolo Antognetti (Arturo).
Sugestivas películas proyectadas en la gran muralla del Sferisterio hicieron que las atmósferas escocesas de la obra fueran ahora un mar oscuro y tormentoso, una cascada, un cielo negro y amenazante, una torre desmoronada. Perfectamente en sintonía con estas imágenes, la dirección escénica de Jean-Louis Grinda captó de manera sugestiva el tempestuoso romanticismo de Lucia. En ese momento parecía discutible que los protagonistas masculinos estuvieran siempre armados con un arma o un rifle o una espada, con la que amenazaban a sus adversarios, pero tal vez Grinda quiso poner de relieve la violencia de aquel mundo masculino; también la de de Edgardo, quien ama a Lucía pero no por eso es menos brutal que los demás. El público aplaudió con vehemencia a cantantes, director musical y regista. * Mauro MARIANI, corresponsal en Italia de ÓPERA ACTUAL
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