CRÍTICAS
NACIONAL
Barcelona: Revelación tardía
LIFE Victoria
Recital STÉPHANE DEGOUT
Obras de Gabriel Fauré, Lili Boulanger, Franz Schubert, Claude Debussy y Hugo Wolf. Cédric Tiberghien, piano. Sant Pau Recinte Modernista, 4 d’octubre de 2019.
Pese a desarrollar una importante carrera internacional que lo ha llevado a las más importantes salas de concierto y teatros de ópera, el barítono francés Stéphane Degout ha tenido una presencia muy escasa en España. Demasiado escasa a juzgar por el brillante recital que ofreció en el Festival LIFE Victoria que lo ha revelado como un especialista de primer nivel en la mélodie y el Lied.
La vocalidad de Degout, que recuerda en algunos aspectos a la del gran Gérard Souzay, entronca con la tradición del baryton-martin: barítono lírico, característico de determinado repertorio francés que se mueve en una franja ambigua entre la tesitura de tenor y barítono gracias entre otros motivos a un tipo de emisión, en la zona aguda, que juega con la técnica del falsete. Es el perfil de una escuela vocal francesa que culmina con el Pélleas de Debussy y que tiene su origen en la particular tipología vocal francesa barroca. Una vocalidad que se adapta como un guante al tratamiento vocal de mélodies como las de Gabriel Fauré o Claude Debussy, autores de los que Degout interpretó destacados ciclos en el Recinto Modernista de Sant Pau.
Empezando por la Bonne Chanson, de Gabriel Fauré. Un ciclo de gran riqueza y complejidad expresiva y de sutil coherencia interna que requiere a un gran diseur así como a un gran pianista, capaz de traducir las luces y las sombras, con todas sus transiciones inherentes a este ciclo. Y si Degout estuvo a la altura, mostrando aquí un nivel vocal y una variedad expresiva destacable, el pianista Cédric Tiberghien se reveló como cómplice necesario. Aún, en la Bonne Chanson, Tiberghien se mostró prudente, debido a la compleja acústica de la sala, de techos altísimos y gran resonancia y, quizás por eso, abusó en exceso del pedal para apagar el sonido. Por suerte, poco a poco fue cogiendo confianza en la acústica y liberándose para ofrecer, al final de la primera parte, una selección del Schwanengesang, de Schubert (las canciones a partir de Heine), expresivamente poderosa. La compenetración de ambos músicos es innegable, y muestra de ello fueron las estremecedoras versiones de Der Doppelgänger y Der Atlas que cerraron la primera parte.
Entre el ciclo de Fauré y el de Schubert, dos canciones de Lili Boulanger que supieron a poco en el contexto de un ciclo y un concierto que pretende pivotar sobre las mujeres compositoras. En cualquier caso, bienvenidas esas dos canciones, parte del ciclo de nueve Clarière dans le ciel, de una compositora de indiscutible calidad. En su estilo se percibe la influencia de Fauré pero también una mirada que busca nuevos horizontes expresivos. Una tercera canción de Boulanger abrió la segunda parte a modo de puente entre Fauré y Debussy. La complejidad para encontrar la expresividad justa en ciclos como Fêtes galantes (como el de Fauré, a partir de Verlaine) o Le promenoir des deux amants es conocida, pero de nuevo, Degout se mostró como un consumado especialista y un intérprete carismático, mostrando un timbre que, a medida que avanzaba el recital, sonaba más redondo y variado en color, con un control del fiato y una capacidad para regular el sonido magistral.
El largo recital culminó con un bloque dedicado a Hugo Wolf en el que Degout y Tiberghien confirmaron que no solo son grandes intérpretes de mélodie sino que constituyen un dúo liederístico de primer nivel. El impresionante «Der Feuerreiter» cerró brillantemente un programa de máxima exigencia, tras el que ambos intérpretes regalaron otro Fauré («Le secret») y «Du bist die ruh», de Franz Schubert.