Barcelona: Fiesta rossiniana

28 / 10 / 2019 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 2 min

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OBC Rossini Un momento del concierto, con la orquesta y los solistas © L'Auditori / May ZIRCUS
OBC Rossini Cantantes, orquesta y coro recibiendo los aplausos del público © L'Auditori / May ZIRCUS

L'Auditori de Barcelona

Rossini: STABAT MATER

Marta Mathéu, Marianne Beate Kielland, Enea Scala, Riccardo Zanellato. OBC y Cor Madrigal. Dirección: Rinaldo Alessandrini. 25 de octubre 2019.

No es infrecuente que los llamados a dirigir del Stabat Mater rossiniano lleguen a conclusiones distintas a la hora de elegir el tratamiento a dar a una obra que tiene poco de convencional. El criterio utilizado por Rinaldo Alessandrini al frente de la OBC y el Cor Madrigal ha sido el de la contundencia, sin duda para hacer evidente desde el principio que la suya no iba a ser una versión camerística más o menos al uso.

Criterio que puede ser asumible si se utiliza con rigor, aunque ello pueda redundar en algún desequilibrio en las dinámicas en su alternancia con los pasajes leídos con pinzas o con algunos rallentandi excesivamente complacientes. La versión, con todo, tuvo coherencia y tanto la orquesta –aun con alguna dureza inherente al criterio marcado desde el podio– como la masa coral dirigida por Pere Lluís Biosca respondieron perfectamente a lo que de ellos se esperaba.

"Marta Mathéu fue la voz que mejor supo adaptarse a la siempre problemática acústica de l'Auditori para flotar sin trabas sobre el soporte orquestal"

En el capítulo de los solistas vocales destacó Marta Mathéu, la voz que mejor supo adaptarse a la siempre problemática acústica de l’Auditori para flotar sin trabas sobre el soporte orquestal, con óptima resolución de la franja superior de la tesitura. Enea Scala mostró una voz de buena impostación y timbre grato y el hecho de que tuviera que encontrar una solución de compromiso para el Re bemol de Cujus Animam no es culpa suya sino de la nota.

Marianne Beate Kielland no pudo refugiarse en un registro grave un tanto desmedrado y acusó alguna estridencia en el agudo, siendo superior el rendimiento del bajo Riccardo Zanellato, de emisión homogénea y buen grano vocal.

No faltaron los aplausos para todos, y no fue menos bien recibida la sinfonía mozartiana que abría el programa.