CRÍTICAS
NACIONAL
Barcelona: El Verdi de exportación de Juan Jesús
Gran Teatre del Liceu
Verdi: LUISA MILLER
Eleonora Buratto, Arturo Chacón-Cruz, Juan Jesús Rodríguez, Sonia Prina, Carlo Colombara, Marco Spotti. Dirección: Domingo Hindoyan. Dirección de escena: Damiano Michieletto. 25 de julio de 2019.
Aunque no es insólito que los repartos alternativos en el Liceu tengan poco que envidiar a los encargados de abrir la serie, en el caso de esta Luisa Miller la empresa era imposible ante unos impresionantes Sondra Radvanovsky y Piotr Beczala.

Juan Jesús Rodríguez y Eleonora Buratto
Vale lo dicho, sobre todo, respecto de ambos protagonistas de este elenco, porque lo cierto es que el Miller de Juan Jesús Rodríguez evidenció unos niveles de calidad vocal e interpretativa que su colega del estreno apenas apuntó. El barítono onubense, en un estado de forma excepcional, no solo firmó un aclamado “Sacra la scelta” en el primer acto, sino que en el dúo “Andrem, raminghi e poveri” supo recrearse en un fraseo del que se desprendió una auténtica emoción. En los saludos finales la ovación que acogió su presencia en solitario fue tan atronadora como merecida.
Gustó, y mucho, la Luisa de Eleonora Buratto, que supo recrear el complejo personaje con una voz fresca y de buen esmalte, si bien debería asentar mejor la estabilidad del registro agudo, por otra parte insuficientemente cubierto. Nada puede reprocharse al Rodolfo de Arturo Chacón-Cruz en el aspecto técnico o en la convicción interpretativa, pero su voz tendió a destimbrarse –hubo mejoras en este aspecto a medida que al función transcurría– y cierta sequedad en la emisión le restó eficacia a su canto. Valiente en cualquier caso, su “Quando le sere al placido” le valió una merecida ovación.
Sonia Prina aportó una Federica de emisión un tanto hueca pero de eficaces resultados. Como curiosidad, cabe decir que no lució las mismas galas que su antecesora en el rol. ¿Cambio de criterio del regista en funciones o simple descuido? Poco coherente, en cualquier caso.
Carlo Colombara sigue lejos de su mejor forma, aunque salvó la situación una vez más con la arrogancia de su registro grave. Marco Spotti fue un Wurm perfecto tanto por su escamosa presencia escénica como por lo bien asentado de su discurso vocal. El público mostró su complacencia con el nivel de la función al término de la misma. Y es que Verdi será siempre mucho Verdi.
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