Arteta en una cárcel de emociones

Sevilla

21 / 03 / 2023 - Ismael G. CABRAL - Tiempo de lectura: 3 min

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maestranza breve Una escena de 'La vida breve' en Sevilla con AInhoa Arteta como Salud © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
maestranza breve Una escena de 'La vida breve' en Sevilla con Ainhoa Arteta y Alejandro Roy © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
maestranza breve Una escena de 'La vida breve' en Sevilla © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO

Teatro de La Maestranza

Falla: LA VIDA BREVE

Ainhoa Arteta, María Luisa Corbacho, Helena Ressurreiçao, Alicia Naranjo, Kenia Murton, Alejandro Roy, Rubén Amoretti, Sebastián Cruz, Gerardo Bullon, Alejandro del Cerro. Dirección musical: Lucas Macías. Dirección de escena: Gianacarlo del Monaco. 19 de marzo de 2023.

Sorprendió disfrutar de La vida breve a solas, una ópera –que no zarzuela, género al que inútilmente en ocasiones se le intenta arrimar cuando las ambiciones de Falla eran, desde luego, absolutamente operísticas– de 75 concisos minutos que suele darse acompañada de otro título lírico de dimensiones también reducidas. Si algo vino a demostrar esta propuesta fue lo innecesario de ligar la tragedia de Salud con ninguna otra peripecia; la intensidad de la obra se reveló así, aislada de aditamentos, de una fiereza insobornable, de una radicalidad dramática ante la que cuesta pensar en títulos parangonables en la, por otra parte, tormentosa y populosa colección de óperas dramáticas. Si se trata además de atesorar experiencias y no minutos en un asiento, La vida breve, en definitiva, se basta y se sobra con ella misma para reivindicarse y seguir proyectándose a nuevas audiencias.

Desde un prisma musicográfico que ahonde en la modernidad de Falla y en las relaciones de este con los impresionistas y con la asalvajada rítmica stravinskiana –antes que con el rutilante y explícito acervo andaluz que está, vaya si también está–, esta ópera se escucha y se contempla hoy como uno de los logros que mejor conectan al compositor gaditano con el contexto musical de su tiempo, al mismo nivel que el siempre citado con este propósito Concierto para clave. Desde luego, en esta primera presentación escénica en el Teatro de La Maestranza la visión teatral de Giancarlo del Monaco supuso un desbordar los límites de un escrupuloso realismo que hoy, al albur del siglo XXI, solo serviría para lastrar lo que se cuenta. Toda la representación, en un ominoso escenario único, bascula entre lo que bien parece una ensoñación –un mal sueño, mejor– aderezado con numerosas alusiones conceptuales. En las antípodas de cualquier tentación pintoresquista, en esta Vida breve la protagonista está condenada desde el comienzo, como se demostró en una potentísima imagen de muchos quilates: ver a Sebastián Cruz, cantaor, crucificado y enredado en una maraña de lúgubres nazarenos.

"El canto de Ainhoa Arteta, de rutilantes agudos y una proyección asombrosa, estuvo atravesado por una tensión que antes que hacerla parecer atenazada, envarada, le otorgó más quilates a su arrojo interpretativo"

Ainhoa Arteta, que en declaraciones previas a esta representación, comentaba a ÓPERA ACTUAL la “insoportable intensidad” a la que la aboca el personaje de Salud, tuvo que enfrentarse a la experiencia en dos noches consecutivas (únicas dos funciones programadas) encarnando a la enésima mujer frágil (¡ay!) de la historia del género, y lo hizo desde la asunción del exceso, encarcelada también entre las paredes rojizas y acechantes de la escenografía. Su canto, de rutilantes agudos y una proyección asombrosa, estuvo atravesado por una tensión que antes que hacerla parecer atenazada, envarada, le otorgó más quilates a su arrojo interpretativo, cuyo colofón alcanzó con «Allí están», transida por el dolor y por un canto enormemente reconocible. El de Paco no es un papel ni sencillo ni mucho menos grato, y Alejandro Roy lo despachó con un vozarrón bien controlado y con una línea de canto muy segura, un punto ambiciosa. Algo menos cómoda estuvo María Luisa Corbacho, la Abuela, con una voz demasiado tremolante. Rubén Amoretti es un profesional grande cuya carrera está más que asentada y que crece en cada nueva comparecencia, allá donde le pongan; aquí fue un Tío Sarvaor de canto fragoroso y muy notable. También se apreció el Manuel de Gerardo Bullón como, desde luego, los logros que el Coro del Maestranza sigue conquistando bajo la dirección de un Íñigo Sampil, cuyo buen desempeño está lejos de agotarse.

En el podio, los intérpretes y la Sinfónica de Sevilla contaron con Lucas Macías, quien se recreó en los colores antes que en las vehemencias de algunos pasajes, haciendo una correcta labor.  * Ismael G. CABRAL, corresponsal en Sevilla de ÓPERA ACTUAL