CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Arrolladora fuerza del canto en La Bastille
París
Opéra national de Paris
Verdi: LA FORZA DEL DESTINO
Anna Pirozzi, Ludovic Tézier, James Creswell, Russell Thomas, Elena Maximova, Ferruccio Furlanetto, Nicola Alaimo, Julie Pastureau, Florent Mbia, Carlo Bosi, Hyun Sik Zee. Dirección musical: Jader Bignamini. Dirección de escena: Jean-Claude Auvray. 12 de diciembre 2022.
La Opéra National de Paris repuso con gran acierto esta producción firmada por Jean-Claude Auvray en 2011 con una clara orientación hacia la pasión humana y las motivaciones psicológicas de los personajes. La escenografía que Alain Chambon propuso, descarnada y minimalista, fue también explícita, concreta y de gran eficacia dramática: una mesa, un gran Cristo crucificado, un sillón y poca cosa más. El vestuario firmado por Maria Chiara Donato fue dando fe visual de quien era quien en la retorcida historia salida de la pieza teatral del Duque de Rivas.
El teatro parisino acogió por vez primera en su escenario a Anna Pirozzi que remplazaba Anna Netrebko en el rol de Leonora y a Russell Thomas en el de Don Alvaro. Cítese a título de curiosidad que Nicola Alaimo vistió los hábitos de Fra Melitone once años después de su aparición en el estreno de la producción.
Con gran diferencia respecto a lo visto en 2011, se pudo resumir la noche con toda propiedad en la frase que abre este comentario –La arrolladora fuerza del canto–, tal fue el sentir de los presentes ante la impetuosidad de los intercambios orales entre Russell Thomas y Ludovic Tézier, el falso bachiller Pereda, su frustrado cuñado. En los accidentados diálogos puso el compositor toda la intensidad que puede dar de sí la voz humana ante una situación dramática como esta. La secuencia en la que ambos se juran amistad fue en verdad memorable, pero fue sobrepasada por la brutalidad y la justeza vocal del largo afrontamiento final entre ambos. Thomas y Tézier gozaron enfrentándose por sentir hasta qué punto podían magnificar la partitura del maestro. Entre ellos se interpuso con dulzura, pero también con fuerza y determinación, Anna Pizozzi, Leonora verdiana de la más pura escuela, quien creó un momento mágico pidiendo la protección de la virgen de los ángeles, pero también mostró temperamento en las escenas con su hermano o con su enamorado al final del relato: una gran voz que se espera poder oír de nuevo en París.
La voz James Creswell definió perfectamente la autoridad del Marqués de Calatrava, Ferruccio Furlanetto dio fe de la senectud del Padre Guardiano, Nicola Alaimo, muy aplaudido, interpretó un Fra Melitone autoritario y de ingenua brutalidad y Elena Maximova fue una Preziosilla más feliz en la ejecución de su “Rataplán” que en su primera intervención, “Al son del tamburo”. Como era de esperar, el nutrido coro de la ONP, a las órdenes de Ching-Lien Wu, hizo maravillas en cada una de sus intervenciones.
Nadie se dio cuenta de que Jader Bignamini dirigía por vez primera la Orquesta de la Ópera. Su lectura de la obra, intensa, lírica, tradicional, brutal por momentos cuando asomaban los metales y la percusión, no sorprendió a los profesores en el foso que, conocedores de la partitura, siempre atentos, obedecieron sin remilgos a la batuta del director. * Jaume ESTAPÀ, corresponsal en París de ÓPERA ACTUAL
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