Ariadna y Zerbinetta hablan italiano

Martina Franca

05 / 08 / 2020 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 2 min

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Jessica Pratt deslumbró ofreciendo la primera versión del aria de Zerbinetta, aún más larga, difícil y que llega al Fa sostenido hasta el dos ocasiones © Festival della Valle d’Itria / Franca CLARISSA
Carmela Remigio convenció con su Arianna © Festival della Valle d’Itria / Franca CLARISSA
La 'troupe' de Zerbinetta en este montaje de Walter Pagliaro © Festival della Valle d’Itria / Franca CLARISSA

Festival della Valle d’Itria

Richard Strauss: ARIADNE AUF NAXOS

Versión en italiano

Carmela Remigio, Jessica Pratt, Piero Pretti, Barbara Massaro, Ana Victoria Pitts, Mariam Battistelli, Vittorio Prato, Vassily Solodky, Eugenio Di Lieto, Manuel Amati. Dirección: Fabio Luisi. Dirección de escena: Walter Pagliaro. Palazzo Ducale, 2 de agosto de 2020.

En realidad no habría que referirse a Ariadne auf Naxos sino a Arianna a Nasso, puesto que en el Festival della Valle d’Itria la ópera de Richard Strauss se dio en versión italiana, con el libreto editado por Quirino Principe. Fue, sin embargo, una precaución inútil porque solo algunas palabras del texto resultaron inteligibles y al final hubo que recorrer a los sobretítulos, como casi siempre. La novedad realmente interesante recaía en que se trataba de la primera versión que Strauss realizara de esta ópera en 1912, que constituía la segunda parte de un espectaculo que se iniciaba con El burgués gentilhombre de Molière y terminaba con una ópera que el protagonista de la comedia ofrece a sus invitados. Un espectáculo tan largo y complejo no obtuvo el éxito esperado, y en 1916 Strauss hizo una segunda versión eliminando la comedia de Molière y haciendo preceder a la ópera de un amplio prólogo cantado.

"Jessica Pratt cantó el aria de Zerbinetta con absoluta naturalidad y una seguridad impresionante, sin evidenciar el menor esfuerzo, en una espléndida exhibición de virtuosismo"

La diferencia más evidente entre ambas versiones es justamente la ausencia de prólogo en la primera. Pero no es la única. La primera versión del aria de Zerbinetta, por ejemplo, es aún más larga y difícil, recurriendo con mayor frecuencia al registro sobreagudo, que llega al Fa sostenido hasta el dos ocasiones. Jessica Pratt la cantó con absoluta naturalidad y una seguridad impresionante, sin evidenciar el menor esfuerzo, en una espléndida exhibición de virtuosismo. Pero una soprano dramática de agilidad como la Pratt imprimió una seriedad excesiva a lo que no deja de ser un personaje de la commedia dell’arte, sobre todo cuando la caracterización del personaje en este montaje, con una muy elaborada peluca y un lujoso atuendo, hacían recordar más a una princesa que a una actriz cómica. Correctos los demás componentes de la compañía, en la que el Arlecchino de Vittorio Prato era el miembro más conspicuo; también los trajes de todos ellos eran demasiado ricos y elaborados para unos personajes que comentan de modo popular y desenfadado la mitológica trama.

Carmela Remigio fue una esplendida protagonista que supo traducir de manera impecable tanto el profundo dolor que oprime a Ariadne al principio como el renacer de la esperanza y el amor con la llegada del Baco encarnado por Piero Pretti. La elección de un tenor italiano en lugar del habitual Heldentenor wagneriano resultó ventajosa por la mayor morbideza en la emisión y la superior brillantez del timbre y de los agudos. Pero tampoco en este caso la realización escénica estuvo a la altura, al hacer que el personaje entrase en escena en la oscuridad  y sin sugerir en ningún caso el prodigio de la aparición divina.

Hay que decir que el director escénico, Walter Pagliaro, no se vio ayudado por la escasa profundidad del escenario y por una escenografía reducida la mínima expresión y una iluminación demasiado fija, elementos clave de la, por otra parte, limitada propuesta, ya que la obra se presentaba como semiescenificada. La debilidad de la vertiente teatral fue compensada por la óptima dirección musical de Fabio Luisi, uno de los más expertos y apreciados directores straussianos en el ámbito internacional y que supo realzar perfectamente la elegancia y la sensualidad de esta partitura, obteniendo una respuesta espléndida de la Orquesta del Teatro Petruzzelli de Bari.