Anna Netrebko y su Aida juegan en otra liga

Madrid

28 / 10 / 2022 - Mario MUÑOZ - Tiempo de lectura: 3 min

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aida-netrebko-operaactual-teatroreal (1) Yusif Eyvazov (Radamés) y Anna Netrebko (Aida) © Teatro Real / Javier DEL REAL
aida-netrebko-operaactual-teatroreal (1) Anna Netrebko como Aida © Teatro Real / Javier DEL REAL
aida-netrebko-operaactual-teatroreal (1) Ketevan Kemoklidze (Amneris) y Yusif Eyvazov (Radamés) © Teatro Real / Javier DEL REAL

Teatro Real

Verdi: AIDA

Reparto alternativo

Anna Netrebko, Yusif Eyvazov, Ketevan Kemoklidze, Deyan Vatchkov, Jongmin Park, Artur Ruciński, Marta Bauza y Fabián Lara. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro Intermezzo y O. S. de Madrid). Dirección musical: Nicola Luisotti. Dirección de escena: Hugo de Ana. 25 de octubre de 2022.

Cuando Lope de Vega decía, allá por 1631, aquello de dar justicia “a un pecado sin vergüenza” con un “castigo sin venganza” estaba resumiendo sin saberlo la mayor parte de los conflictos que acabaron por interesar a Verdi en sus óperas: el choque entre deber, amor y moral. Le ocurre en Don Carlo, en La forza y en un largo etcétera que abarca, obviamente, Aida. La diferencia está en la dimensión: es difícil encontrar una escena con el dramatismo y la audacia escénica de esos últimos compases de acción estratificada de Aida. Y siendo tan íntima la obra, tan llena de visión de microscopio sobre los personajes, el reparto ha de primar sobre la escenografía. Tal vez por eso se vivió esta segunda sesión de la ópera con sensación de estreno, por las obvias connotaciones que comportaba tener a Anna Netrebko en el reparto alternativo (crítica del primer cast en este enlace).

"Netrebko adelgaza y engrosa la voz con facilidad insultante, multiplica filados y saca a pasear un centro que actualmente no tiene mucha competencia"

Y no hubo decepción. La soprano rusa se movió en otra liga, desplegando una Aida temperamental, con potencia, afinación cuidada, gama de colores, recursos dramáticos usados con total consciencia y presencia escénica avasalladora. Adelgaza y engrosa la voz con facilidad insultante, multiplica filados y saca a pasear un centro que actualmente no tiene mucha competencia. Fantástica su prestación, desde el “Ritorna vincitor!” hasta los escalofriantes compases finales en “O patria mia”. Se podría resumir como que fue diva con motivo. Su rival, Ketevan Kemoklidze dio buena réplica como Amneris, aunque a priori su encaje en cuanto a tesitura no sea pleno. Lógicamente más cómoda en el agudo, compensó con su facilidad actoral las puntuales carencias de las notas graves. Amneris en uno de los personajes más sutiles del último Verdi, capaz de trascender sus sentimientos y mirar más allá, con lo que el perfil múltiple de Kemoklidze convirtió su sacrificio y dolor en algo convincente.

Por su parte Yusif Eyvazov (Radamès) se mostró como el cantante esforzado que es, que se entrega con valentía a los papeles aunque sus medios sean modestos. Una vez más se dejó la piel en el escenario, sin buscar atajos ni abusar de portamento en “Celeste Aida”, siendo extremadamente fiel a la partitura y participando activamente en los números de conjunto. Otra cosa es que la voz no disponga de brillo o que su fraseo no embelese. El Amonasro de Artur Ruciński, sin emocionar, cumplió con algunos momentos de buscado mérito, como en “Non sei mia figlia!”. Perfectos en sus cometidos Jongmin Park y Marta Bauza.

Nicola Luisotti propuso una lectura que subrayaba el misterio de lo exótico y el conflicto, destacando un muy bello preludio y escena final, donde arropó el anticlímax propuesto por Verdi de manera ejemplar. Gran trabajo de la sección de metales de la Orquesta Titular del Teatro Real, que buscó el brillo cuando había brillo y la modestia el resto de la partitura. Ovaciones y largas salvas de aplausos para una Aida que no parece desgastarse nunca. Será que la sociedad sigue practicando los mismos miedos y vacíos.  *  Mario MUÑOZ, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL