CRÍTICAS
NACIONAL
Albert Guinovart estrena su versión de 'Dichterliebe'
Barcelona
'Lied' Festival Victoria de los Ángeles
Recital de ROGER PADULLÉS
Estreno absoluto
Obras de Robert Schumann y Albert Guinovart. Roger Padullés, tenor, Albert Guinovart, piano. Recinte Modernista de Sant Pau. 1 de octubre de 2021.
Un reto mayúsculo. Solo así cabe calificar la nueva composición de Albert Guinovart estrenada con éxito rotundo en el ‘Lied’ Festival Victoria de los Ángeles, Life Victoria, pues el compositor catalán ha puesto música a los mismos versos de Heinrich Heine que conforman el mítico ciclo Dichterliebe de Robert Schumann. Y, por si fuera poco, ambas versiones fueron interpretadas por el propio compositor y el tenor Roger Padullés una tras otra, primero la clásica de Schumann y, posteriormente, la de nueva creación.
No es la primera vez que Guinovart asume desafíos semejantes, ahí están sus Lament de la terra, inspirado en el testamento de Gustav Mahler, Mesías e, incluso, obras como su Réquiem o el Gloria, herederas de una larga y gloriosa literatura musical. Y es que, si algún adjetivo encaja con el compositor y pianista barcelonés es el de «desacomplejado». Desde sus inicios y en un momento en el que, tanto en la música española como a nivel internacional, predominaba la dictadura de las vanguardias y el atonalismo radical, Guinovart se desmarcó guiándose por su propia sensibilidad y asumiendo, pese a críticas feroces, que sus referentes musicales iban por otros derroteros que pasan por la música francesa, con Poulenc y Ravel a la cabeza, pero también por autores como Henri Duparc; por la influencia de americanos como Gershwin, Bernstein e incluso el musical o italianos como Puccini o Nino Rota sin olvidar a románticos como Chopin y el propio Schumann.
Todo este bagaje ha sido destilado en este Dichterliebe, probablemente una de las mejores composiciones del autor, con madurez y personalidad, tomando como referente la obra de Schumann pero expresándose a través de su propio lenguaje y sensibilidad de manera honesta y sin artificios. Una honestidad y naturalidad que fue también la característica principal de la interpretación que de ambos ciclos hicieron Guinovart y un espléndido Roger Padullés. El tenor dio un recital de expresividad firmando unas interpretaciones de altos vuelos, con un fraseo impecable y un amplio juego de medias voces. Padullés manejó su voz con gran inteligencia, delineando perfectamente los progresivos estados de ánimo del protagonista, tanto en uno como en otro ciclo, gracias a la sinceridad en los acentos, variedad de colores y perfecta compenetración con un Guinovart brillante al piano.
En la inevitable comparativa entre ambos ciclos, más allá de las influencias musicales comentadas, se perciben tanto puntos de contacto como diferencias de planteamiento en el tratamiento de cada una de las piezas. El inicio del ciclo de Guinovart («Im wunderschönen Monat Mai») comparte con Schumann el tono premonitorio y elegíaco, así como una hipersensibilidad del protagonista que, en el caso de Guinovart, se expresa a través de un inquietante acorde disonante final. Es interesante observar cómo, en «Im Rhein, im heiligen Strome», donde Schumann describe la catedral gótica de Colonia, Guinovart parte del fluir del Rin, o el tratamiento menos exultante y más sentimental de «Die Rose, die Lilie», con connotaciones de musical. En cambio, en piezas com «Ich will meine Seele», el aliento lírico corre paralelo a la versión de Schumann así como en la épica y doliente «Ich grolle nicht», que remite inevitablemente a fragmentos de Mar i cel. También se observan paralelismos en el tratamiento obsesivo del acompañamiento pianístico de «Das ist ein Flöten und Geigen», aunque la línea vocal sea menos torturada y de perfil más lírico.
El nudo gordiano del ciclo, como en el caso de Schumann, se encuentra en la sucesión contrastada de «Ich hab’ im Traum geweinet» y «Allnächtlich im Traume». Es ahí donde encontramos al Guinovart más denso y reconcentrado, que juega con la ambigüedad tonal como vehículo para expresar el alucinado estado de ánimo del protagonista. Finalmente, en una concesión con aires de homenaje, el autor concluye el ciclo con un posludio de connotaciones schumannianas, aunque en su caso mirando hacia atrás, rememorando el pasado a través de citas de temas que aparecen al inicio del ciclo. Una conclusión ideal para un ciclo de canciones brillante al que se le augura un largo recorrido. * Antoni COLOMER, crítico de ÓPERA ACTUAL
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