A carne sabrosa, guarnición de lujo

Barcelona

31 / 10 / 2022 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 3 min

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operaactual-bartoli-liceu (1) Cecilia Bartoli, ovacionada por el público 'liceísta' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
operaactual-bartoli-liceu (1) Cecilia Bartoli, ovacionada por el público 'liceísta' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
operaactual-bartoli-liceu (1) Cecilia Bartoli, ovacionada por el público 'liceísta' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Gran Teatre del Liceu

Recital de CECILIA BARTOLI

Obras de Händel, Porpora, Hasse, Telemann y Vivaldi. Les Musiciens du Prince Monaco. Dirección: Gianluca Capuano. 29 de octubre de 2022.

Cecilia Bartoli, uno de los pocos fenómenos vocales en activo, lleva siempre consigo el espectáculo aun siéndolo sobre todo ella misma. En esta etapa de sus habituales giras, esta bajo la advocación de Farinelli y su tiempo, puso el énfasis en las obras de Händel, que le proporcionarían bazas seguras como “Lascia la spina” o “V’adoro, pupille”  con ocasionales aportaciones vocales o sinfónicas de otros autores como Vivaldi o Porpora. Un menú ciertamente sustancioso, en cuya degustación tuvieron en este caso una relevancia especial el acompañamiento y las salsas.

"Reponiéndose de una reciente afección, evitó excederse en el volumen y aprovechó la circunstancia para centrarse en un fraseo y en una línea de canto que son un puro goce"

Proyecciones de gusto impecable –bien enfocadas además–, un valletto adscrito al tocador en que la diva cambiaría a la vista del público pelucas y vestuario, una avecilla ensogada para “Augelletti che cantate” y la colaboración gestual de los virtuosos instrumentistas –Thibaut Robinne, Pierluigi Gabretti, Jean–Marc Goujon– acabaron de configurar la vertiente visual del espectáculo. Toda una fiesta, en realidad. Gianluca Capuano, al clave y a la batuta, condujo egregiamente al conjunto monegasco en una actuación impecable.

¿Y su principal protagonista? Bartoli es siempre un espectáculo en sí misma y vocalmente merece que se le dé comida aparte. Reponiéndose de una reciente afección, evitó excederse en el volumen y aprovechó la circunstancia de que el programa no favorecía los accesos de furia o el tableteo del virtuosismo un tanto mecánico que le caracteriza para centrarse en un fraseo y en una línea de canto que son un puro goce, permitiéndose incluso en el capítulo de propinas una deliciosa descomposición del Summertime o una doliente versión del Non ti scordar di me jubilosamente acogida por un público que había acudido al teatro para disfrutar. Lo consiguió.  * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL